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Me quedo en el pueblo | San Ignacio

La lucha de un joven ganadero en Ponga

José Ángel Moriñigo, dueño de vacas, cabras y caballos, volvió a sufrir el ataque del lobo hace unos días: "Nos quedan dos años", se lamenta

La lucha de un joven ganadero en Ponga

José Ángel Moriñigo, vecino del pueblo pongueto de San Ignacio, llamado en la zona "El Beyu", ya se dio de alta como ganadero con 18 años. Lo suyo fue siempre vocacional. Su abuelo y su padre también lo fueron. "Yo me di de alta muy joven. Entonces mi padre tendría unas 20 vacas, actualmente yo tengo algo más de cien de la raza asturiana de los valles", matiza.

Es, además, un gran enamorado de la raza de cabras bermeyas, de las que tiene un rebaño, además de caballos y yeguas. Moriñigo, dueño de la ganadería que lleva su nombre, se lamenta de la situación que vive el sector agroganadero y afirma que "ésti ye un trabayu muy duru. Tien que gustate munchu porque si no, viendo como ta la cosa, hubiéralo dejáu. A esti paso esto se nos acaba en dos años entre los llobos, el saneamientu, que vayan quitando las subvenciones, los precios de los animales, lo que subió el gasoil, que ta carísimu, y a ver qué pasa también ahora con lo del cuchu, que, de momento y de lo que dijeron, aún no hemos visto nada firmáu", se lamenta. A renglón seguido, y a pesar de su poco optimista visión del futuro del campo asturiano, confiesa que es un enamorado de la ganadería y va a luchar hasta el final por salir adelante porque es su vida. "Yo soy ganaderu a títulu principal con explotación prioritaria. Esta ye la mi vida. Si no me gustara como me gusta todo esto, hay tiempo ya que hubiera tiráu la toalla", señala.

El ganadero pongueto pone de relieve que en los últimos años el ataque de los cánidos al ganado en Ponga y Amieva ha ido en aumento. Él lo ha sufrido en varias ocasiones. "Tengo les cabres porque me gusten munchu. El añu pasáu traje unes cuantes cabritines de les más guapes y me volaron. El llobu me comió cinco cabres arriba de Puente Vidosa, en los praos de Rubiellos. También me comieron tres xatos en el puerto de Arcenorio", se lamenta este hombre que, como tantos ganaderos, trabaja duro desde primera hora de la mañana atendiendo sus animales y cuanto conlleva para su sustento, tareas en las que también colabora, como él mismo reconoce, su mujer, Covadonga. Al frente de algo más de cien vacas de asturiana de los valles, además del resto de ganado que tiene, este joven pongueto dice que "ni siquiera los ganaderos estamos uníos pa tirar por ello". Tres días después de este reportaje Moriñigo denunció la muerte de otra cabra comida por un lobo y la desaparición de otras tres en la misma zona de Rubiellos.

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