Llueve sobre mojado y por eso Covadonga era ayer un espectáculo. Bajo la cueva de la Santina el agua caía a chorro y formaba una cortina acuática que los turistas (siempre los hay aunque diluvie) utilizaron como escenario de fondo (en la imagen de la izquierda). El ruido animaba a asomarse al otro lado de la carretera para comprobar la enorme "cola de caballo" que originaba el agua sobrante (a la derecha) que provenía de la montaña de Orandi y camino del río Güeña, afluente del Sella, informa J. M. CARBAJAL.