La masa polar bautizada como "Bestia del Este" mantiene a un grupo de asturianos bloqueado en el aeropuerto de Edimburgo desde ayer sin saber cuándo podrán regresar a España. Los afectados denuncian que son unas trescientas personas, medio centenar de ellas asturianas, y que la compañía con la que viajan, Ryanair, les tiene "abandonados, sin facilitar ni comida ni atención ninguna, alegando que los problemas se deben a imprevistos y por tanto no tienen responsabilidad", explicó Manuel Muñiz.

Algunos pasajeros tenían vuelo para regresar hoy vía Valencia, pero también se ha cancelado. Y varios han conseguido billetes para regresar el sábado por Bilbao, "pero tampoco nos garantizan que pueda ser, y estamos tirados aquí sin saber nada", relató Muñíz. Otros esperarán al domingo para volar a Santander, si remite el temporal.

El problema añadido es que al cancelarse los vuelos, "no hay plazas de hoteles libres, y las que hay se han disparado los precios aprovechando que todo el mundo busca un lugar donde quedarse. Esto es un desastre", añadió Muñiz.

La ovetense Sara Gómez Fernández también está "tirada" en Edimburgo junto a unas amigas. Tenía billete para el vuelo de las seis menos veinte de la tarde del miércoles, y cuarenta minutos antes de la hora prevista para el despegue, cuando ya había facturado sus maletas y había pasado el control de seguridad, Ryanair la avisó a través de un email de la cancelación del vuelo.

A la "impotencia" que sintieron los afectados se unió la "indignación", pues solo les dieron dos opciones: devolverles el dinero o aguardar a otro vuelo de la compañía. Los siguientes eran a Valencia y Mallorca, que también se cancelaron. También hay otro el sábado a Bilbao, pero buena parte de los pasajeros tienen sus ciches aparcados en el aeropuerto de Santander, así que prefirieron esperar al del domingo a la capital cántabra (además, los billetes a la ciudad vizcaína se agotaron en unos minutos). Pero Ryanair, cuya página web permaneció el miércoles inaccesible durante horas, tampoco les asegura que el vuelo del domingo vaya a despegar, a la vista del mal tiempo reinante. Además, "en el aeropuerto nadie hablaba castellano", se quejó la joven asturiana.

La compañía aérea dejó a sus clientes "tirados", según Sara Gómez, pues no se ocupó de buscarles un hotel. La ovetense alquiló juunto a unas amigas, Carolina del Valle y Miriam Pardavila, una habitación en un hostal, donde se alojarán hasta el domingo. El problema es que alguna de ellas debería estar ya hoy trabajando. Intentarán que la compañía aérea les abone, al menos, el precio del hostal.

La mayor parte de los 300 españoles afectados por las cancelaciones prefirieron aguardar en el mismo aeropuerto a un nuevo vuelo a la península. Algunos de ellos han dormido en el suelo, tapados con mantas o ropas de abrigo.