Depende de cómo se mire el paisaje, éste resulta infinito tanto si ante los ojos se muestra el inabarcable mar como esa montaña que nunca alcanza el cielo. Y también es cierto que en muchas ocasiones es el camino en sí la meta deseada y no el destino final que nos proponemos, aunque en el caso que nos ocupa ambos son complementarios. Y es que algunos de los paraísos de los que está plagada Asturias son más accesibles de lo que pensamos.

Eso sucede cuanto toca ir a la caza de costa y playas en la parroquia de Celorio, en Llanes, que tiene nada menos que ocho de arena fina y también piedra y, entre ellas, además de Curas, Borizu, Troenzo, La Tayada, Palombina y Las Cámaras, están las de Portiellu y San Martín, estas dos últimas una seguida de la otra.

(Puedes conocer más de este rincón de la costa asturiana en este enlace).