El día 8 de marzo que hoy se celebra es el más reivindicativo de los últimos años

. LA NUEVA ESPAÑA ha preguntado a diez profesionales de la región, de distintas generaciones, cómo han vivido y viven la igualdad en su puesto de trabajo. Las respuestas ofrecen una radiografía de la evolución de un factor siempre controvertido.

Patricia Álvarez, de 32 años, y Eva María Erias, de 44, trabajan en el cuartel de la Guardia Civil de Gijón. Tienen algo en común: salen cada día a la calle para defender los derechos de los ciudadanos. Pero no ingresaron en la Benemérita a la vez. La primera en hacerlo fue Erias. "Entré con 18 años, los compañeros siempre trataron de protegerme", relata. Lo único que lamenta es que, "cuando fui madre, no me dieran ninguna facilidad". En eso, asegura, la institución para la que trabaja ha cambiado mucho. Su realidad no la ha vivido su compañera Patricia Álvarez, que llegó al cuerpo hace sólo dos años. La joven dice que no se ha encontrado nada de machismo: "Algunos ciudadanos, cuando hacemos controles y ven mujeres en el cuerpo, aún se sorprenden", cuenta Álvarez.

La vida para las mujeres en la mina tiene un punto de inflexión: una sentencia en 1993 que permitió al sector femenino entrar a trabajar en la mina. Este cambio se aprecia en las historias de Ana María Rodríguez y Conchi Alonso. La primera firmó la renuncia a trabajar como ayudante minero junto al contrato. Así era entonces. "Me encargaba de lavar el carbón en El Batán", relata. El testimonio de su compañera es diferente. Dejó su trabajo como abogada y entró como ayudante minero en el pozo Carrio, donde trabajó su padre. "Si había hombres que podían desarrollar otros trabajos en la empresa, ¿por qué yo no?". Hoy, trabaja como abogada en la asesoría jurídica de Hunosa y es madre de dos niños.

Marita Aragón fue la primera vicerrectora de la Universidad de Oviedo. En su presentación, un periodista le preguntó si con este paso ya se había logrado la igualdad: "Vinieron todos los medios, porque era una mujer y era algo insólito", recuerda. Estuvo en tres equipos rectorales, pero nunca asumió el cargo de rectora. "Cuando me lo propusieron, mi madre estaba enferma y preferí renunciar para cuidarla, un hombre no se lo habría planteado", asegura. La joven Tania Lestón, estudiante de Lenguas Modernas, corrobora sus palabras: "Nosotras siempre anteponemos la familia al trabajo", reitera. "Los chicos nos siguen tratando como objetos; en los últimos años se ha producido un retroceso", lamenta.

La conciliación laboral fue el motivo por el que Ana Alves dejó su trabajo como peluquera y se hizo ganadera. "En el campo hay más flexibilidad horaria", argumenta. Olga Palacio lleva toda su vida ligada al campo: "Hay que repartir la tarea para poder salir adelante, nosotras siempre asumimos más cargas".

8M Mujeres en la minería

8M Mujeres en la minería

Las mujeres en la minería

Conchi Alonso dejó su trabajo como abogada para trabajar en la mina. Aunque hoy ejerce la abogacía en la asesoría jurídica de Hunosa, tuvo que empezar desde abajo: comenzó como ayudante minero en el pozo Carrio. "Tenía muchas ganas, pero tenía que ser consciente de mi limitación física", comenta. A pesar de todo, asegura que nunca se sintió inferior.

Ana María Rodríguez pertenece a la generación de mujeres que no podían trabajar en los pozos mineros. "Me encargaba de lavar el carbón en El Batán", cuenta. Entró en el sector cuando su hermano estaba en paro, una circunstancia que no gustó a su padre: "Puso el grito en el cielo", recuerda. Con sus compañeros, la situación fue diferente. Siempre se sintió arropada.

8M Las mujeres del campo asturiano

8M Las mujeres del campo asturiano

Las mujeres en el campo asturiano

Cuando nació su segundo hijo, Ana Alves decidió dar un giro a su vida y cambió los peines y los secadores por las vacas."Conciliar es mucho más fácil en el campo, era imposible ocuparme de mis dos hijos con los horarios de una peluquería". Ahora alterna el cuidado de los niños con las labores de la granja. "Nosotras seguimos siendo las que nos ocupamos de la familia", reivindica.

Olga Palacio y su marido llevan cincuenta años al frente de la Casería de los Payarones, una labor que no entiende de vacaciones y ante la que "hay que tener la mentalidad de que tú estás por encima del trabajo", reflexiona. Mantiene la granja "para preservar el territorio". "La sociedad es machista, pero las mujeres no podemos cambiarla solas", apostilla.

8M Mujeres en la Guardia Civil

8M Mujeres en la Guardia Civil

Las mujeres en la Guardia Civil

Patricia Álvarez es, desde hace menos de dos años, agente de la Guardia Civil. Está destinada en el servicio fiscal de la Guardia Civil de El Musel. "Quería una profesión en la que pudiera desarrollarme profesionalmente y la encontré. Nunca he notado diferencia ninguna con mis compañeros varones, al menos de momento, espero que siga así", reflexiona.

Eva María Erias lleva en la Guardia Civil desde que tenía 19 años. Y ahora suma ya 44. A lo largo de su carrera profesional, ha pasado por Navarra, Barcelona y Asturias. Erias tuvo que sufrir "por temas relacionados con el terrorismo", pero nunca por sentirse peor tratada que un compañero. Antes, eso sí, "te daban menos facilidades para ser madre", reconoce.

8M Las mujeres en la Universidad de Oviedo

8M Las mujeres en la Universidad de Oviedo

Las mujeres en la Universidad

Tania Lestón tiene claro que a las mujeres se les exige más trabajo que a los hombres para alcanzar las mismas metas. En su Facultad hay mayoría femenina, pero en los puestos de responsabilidad las cifras se reducen. "Las mujeres siempre somos las que anteponemos la familia y la pareja a la vida laboral; mis compañeros nunca se plantean ésta cuestión", lamenta.

Marita Aragón renunció a ser rectora para cuidar a su madre. "Es algo que un hombre no se habría plantrado, pero yo lo tenía claro", asegura. Antes había sido la primera mujer decana, y más tarde la primera vicerrectora de la Universidad de Oviedo. "Estudié filología para poder viajar", explica. Y añade: "En mi trabajo nunca sufrí discriminación, pero sí tengo claro que nosotras asumimos más responsabilidades".

8M Mujeres en la sanidad

8M Mujeres en la sanidad

Las mujeres en la sanidad asturiana

Arancha Crespo, enfermera del servicio de Urgencias del hospital gijonés de Cabueñes, asegura que nunca ha tenido ningún problema por el hecho de ser mujer. El sector sanitario tiene acento femenino. "En enfermería, somos casi todas mujeres; donde sí puede haber un poco de clasismo es en la distinción entre profesionales de diferentes categorías", sentencia.

Inés Fidalgo lleva desde 1983 ejerciendo como auxiliar de enfermería. Dentro de cuatro meses la jubilación va a permitirle dejar su puesto en el área de urgencias del hospital de Cabueñes. Asegura que pone fin a una carrera profesional "muy plena", pero no exenta de dificultades. "Antes no había facilidades y resultaba muy duro ser madre y trabajar", lamenta.