Javier Ledo desarrolló una vida "completamente normal" desde el momento en el que se perdió la pista a Paz Fernández Borrego hasta que fue detenido, este pasado viernes, en la misma villa. Así lo aseguran sus allegados, aún sorprendidos por el arresto del único detenido en el caso del crimen de Arbón.

No conducía, pero se las arreglaba para moverse por la zona gracias a amigos o vecinos. Estaba preparando un pequeño gallinero en la casa de Llosoiro, donde residía con sus padres, y atendía una pequeña finca de la que recogía fabas, "aunque eso no le daba para vivir", relatan quienes le conocen. También afirman que el coañés, de 42 años, tampoco dudaba al abordar el caso por el que ahora está detenido. Siempre llevaba la iniciativa al referirse a los avances del suceso.

Ahora, su familia está "destrozada" por su detención como supuesto autor de la muerte violenta de Paz Fernández. Su implicación en el caso es algo "que nadie conocía ni podía esperar lo más mínimo", y por eso ha sido un "duro golpe", apuntan personas allegadas. "Ellos están como los demás; nadie se lo termina de creer", dicen.

La más afectada, aseguran, es la madre de Javier Ledo, que se enteró de lo sucedido por los medios de comunicación. "Para una madre, un hijo es un hijo, y una cosa como ésta es un disgusto muy grande".

También explican que la implicación de Ledo en el caso, así como el despliegue de la Guardia Civil para esclarecer lo sucedido han supuesto "algo que nunca se vio" en un pueblo pequeño como es el de Llosoiro, con apenas tres casas habitadas, y en el que todos se conocen y se ven a diario. "Es terrible, terrible, terrible", repite, insistiendo en el adjetivo, una de las vecinas de este pequeño núcleo rural.

Javier Ledo no lo hizo solo, según los vecinos

Javier Ledo no era especialmente conocido ni en Navia ni en Luarca, porque según las distintas fuentes consultadas en ambas localidades, no se le veía por las calles y negocios con frecuencia. Pero, aun así, quienes sí le conocían, o al menos le identifican de vista, coinciden en una tesis: en el caso de que haya tenido algo que ver en el crimen, él solo no se podría deshacer del cuerpo.

"Con su estatura y complexión, es prácticamente imposible que pudiera cargar un peso de un cuerpo muerto. ¿Cómo se iba a arreglar para meterla en el coche, bajarla y tirarla al pantano él solo?. Es imposible", resumió una persona que asegura conocerle pero que reclamó anonimato.

Comentarios similares se escuchan cuando se pregunta en establecimientos hosteleros tanto de Navia como de Luarca y donde coincide que puede haber alguna persona que al ver a Javier Ledo en las fotografías o la televisión le reconoce.

Fuentes conocedoras del caso señalaron que los investigadores también mantienen entre las hipótesis que manejan la posibilidad de que hayan participado más personas en calidad de cómplices. Sin embargo, añadieron que hoy por hoy "son meras conjeturas con las que hay que trabajar con mucho cuidado".

En una cafetería de Luarca, un grupo de parroquianos comentaban mientras leían el periódico que "si además estaba escayolado, como él dice, tuvo que necesitar ayuda seguro. Aunque llegara a la orilla del pantano con el coche, es imposible que él solo pudiera tirar el cuerpo al agua".

Los comentarios se hacen en voz baja, como si el secreto de sumario decretado por el Juzgado de Instrucción sobre el caso afectase no sólo a los investigadores, sino también a los vecinos de la zona.

"No es agradable para nadie salir en todos los medios porque ha habido un crimen. Y más si pueden estar implicados vecinos", argumenta el regente de un establecimiento hostelero de Navia.

La zona situada delante del Juzgado de Luarca fue acordonada ayer para evitar que se aparque. Esto ya levantó comentarios entre los vecinos, que sacaron la conclusión de que "esto será para que no se pueda pasar cuando lo traigan desde los calabozos del cuartel de la Guardia Civil, porque no hay nada más". Todos viven entre la expectación y la sorpresa.