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JOSÉ ÁNGEL ABAD | Periodista asturiano, es corresponsal de Antena 3 en Nueva York

"Mi recuerdo de Quini es el mismo que el de miles de asturianos: ¡qué tipo tan grande!"

"Mi chaqueta en los 'Oscar' puede que fuera de mejor o peor gusto, pero allí se va con un vestuario especial, ¡y tuve muchas felicitaciones en la alfombra roja!"

José Ángel Abad, con la chaqueta de los "Oscar", en una foto de la televisión.

-La chaqueta era alquilada. Mi amigo Mike Topelian tiene una tienda de smokings -en EE UU dicen "tuxedos"- estupenda en Sunset Boulevard. Ha prometido reservarme algo especial para el año que viene.

José Ángel Abad (Gijón, 1971) brilló con luz propia en la pasada edición de los "Oscar" con floreada chaqueta estampada en azul celeste y blanco que arrasó en Twitter. Pasada esa efervescencia floral, el corresponsal de Antena 3 en Nueva York habló con LA NUEVA ESPAÑA.

- Una chaqueta viral...

-En televisión he tenido momentos en los que me han disparado en directo, en los que me arrastraba el viento de un huracán, en los que tienes al lado a un presidente y mucha presión política, o en los que, como esta vez, dices por qué cubrir una ceremonia del espectáculo con una elegancia... digamos que más original que de costumbre. Puede que el gusto fuera mejor o peor. Pero a los "Oscar" se va con un vestuario especial. ¡Y tuve muchas felicitaciones en la alfombra roja! Si luego ello tiene más impacto o no cuando todo termina, por las redes, es algo paralelo, muy tangencial. Uno ni quiere saber.

- Un momento de la gala.

-Uno excepcional que ha pasado un tanto desapercibido y, sin embargo, ha sido el más arriesgado y uno de los más emotivos: cuando el presentador, Jimmy Kimmel, se presentó por sorpresa con un grupo de actores y directores en un cine cerca del teatro de la ceremonia y, en mitad de la película, encendieron las luces para agradecer al público que sigan acudiendo a ver películas. Es curioso. Siempre escuchamos agradecimientos en los "Oscar". Pero nunca habíamos visto el más importante: al público.

- ¿Con qué estrella le tiembla el pulso al tenerla cerca?

-No hay que dejar que a uno le tiemble el pulso con ninguna estrella. Ésta es la verdad: los periodistas tenemos un único momento de poder: es cuando tenemos el micrófono en la mano, o el lapicero o la grabadora, dependiendo del medio. En ese instante, y sólo en ese instante, decidimos de qué se habla, con qué tono y cuánto tiempo, si las respuestas son satisfactorias o si hay que poner a alguien en evidencia. En el momento en que la entrevista se acaba, entramos en otro mundo, perdemos el poder. Y quedamos sometidos a otras reglas, a otras presiones, con las que se nos puede hacer mucho daño. Por eso uno no debe dejarse intimidar en el único momento en que tenemos autoridad. Hay que ejercerla con responsabilidad. Pero sin titubeos. Hacer preguntas y poner en evidencia las respuestas está entre lo más importante del periodismo.

- La audiencia ha marcado un mínimo histórico...

-Está en relación con la realidad de que las televisiones cada vez tienen menos audiencia. Pero eso no quiere decir que lo retransmitido, la noticia, tenga menos impacto. Cada vez más gente se informa por las redes sociales. Por eso las televisiones, y todos los medios, tenemos que comunicarnos también por ellas. El problema de Hollywood no tiene que ver con la audiencia de los "Oscar", sino con su conexión con el público. Últimamente se premian cada vez más películas que hacen menos taquilla.

- ¿Qué estrella gana en la distancia corta y cuál pierde?

-Siempre me ha ido muy bien con la mayoría. Dustin Hoffman me invitó a ver un partido de la NBA juntos; las actrices de "Sexo en Nueva York" querían que habláramos de política y de cocina española; Sharon Stone me ha invitado a volver a entrevistarla (no sé si eso es buena señal); Mariah Carey me perdonó que la confundiera... con una de sus bailarinas; George Clooney, extraordinario, inmensamente simpático, quería parar una entrevista para que comiéramos algo y... el que tenía prisa era yo; Pierce Brosnan es un tipo que parece realmente estrella y exige que no se le trate como tal; Kirk Douglas es un bromista maravilloso, con Jessica Chastain precisamente en unos "Oscar" estuvimos cotilleando de cuánto más interesante es la vida en Nueva York que en Los Ángeles... Sólo perdí la gracia de las formas en una ocasión con Robert Downey Jr. Acabaron interviniendo los guardias de seguridad. No le gustaba que le repitiera que las guerras de Irak y Afganistán no eran la misma cosa.

- ¿Los movimientos MeToo y TimesUp remiten o despegan?

-Los movimientos como tal quizás hayan alcanzado ya un punto de inflexión. No es que no vayan a volver a ser noticia, sino que por la pura dinámica informativa es difícil mantener la intensidad informativa sobre un mismo tema a lo largo del tiempo. Probablemente vuelva a haber picos de intensidad. Pero quizás abran menos informativos y periódicos. Sí perdurará lo importante: el efecto acumulativo, el poso que en los medios y, sobre todo, en la sociedad, que es lo importante, deja el tema. La gran virtud de MeToo y TimesUp es que han contribuido de manera extraordinaria a hacer socialmente más rechazables conductas que hasta ahora estaban menos castigadas. Han contribuido a hacer una sociedad mejor.

- ¿Las carreras de Weinstein y Spacey están acabadas?

-Sería sorprendente que se recuperarán. Más bien al contrario. Weinstein tiene un horizonte judicial complicado. Además la Academia de Hollywood ya le ha expulsado. Casi imposible que regrese. Ambos, más allá de su situación personal, son símbolos del abuso y obscenidad que Hollywood y la sociedad en general quieren dejar atrás.

- ¿Volvería Trump a ganar las elecciones ahora?

-Es curioso: éste es un presidente con un nivel extraordinario de impopularidad y, sin embargo, ése no es el dato clave. Porque Trump ya tenía esa impopularidad cuando se convirtió en presidente. La cuestión importante es si quienes le votaron le volverían a votar. Y la respuesta es ésta: pocos datos apuntan a que Trump haya defraudado a quienes votaron por él. Es decir, que si hubiera elecciones hoy es probable que volviera a sacar un apoyo similar. Una vez dicho eso, cada elección es diferente.

- ¿El lío de Cataluña se entiende en EE UU?

-Se entiende lo siguiente: que en España hay un problema. Por eso ha hecho daño. Es cierto que la inmensa mayoría de los estadounidenses no han oído hablar del tema. Pero el problema es que los estadounidenses que a nosotros nos interesan, con los que vamos a tratar en asuntos académicos, comerciales, políticos, sí están al tanto. Una vez dicho eso, todos coinciden en una cosa: si alguien en EE UU quisiera que Texas, California o Florida se declararan independientes pedirían, sencillamente, que se aplique la Constitución de EE UU, que, por cierto, nunca tuvieron la oportunidad de votar y aprobar.

- Como gijonés es obligado preguntarle por Quini...

-Cuando ocurren cosas extraordinariamente felices o, como en este caso, inmensamente tristes, es cuando uno se da cuenta de que la distancia no es el olvido. En realidad, no hay distancia. Estás en una calle de Nueva York, mirando el cielo, preguntándote cómo es posible, sintiendo de repente una tristeza honda, como si te hubieran arrancado algo tuyo. Alrededor las voces son extranjeras. Pero tu corazón, tus recuerdos, tu reconocimiento están donde siempre estuvieron: cerca de tu ídolo, de tu referente, como si fuera justamente ahora cuando te has separado de él. Coincidimos la última vez en El Molinón hace poco más de un año. Y el recuerdo es el mismo que el de miles y miles de asturianos: la humildad, la sabiduría de quien ha visto mucho y se ha mantenido con la cercanía de siempre. ¡Qué tipo tan grande!

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