La casa familiar en la que Javier Ledo solía dormir en el centro de Navia está en malas condiciones por fuera, pero por dentro, es un desastre. Precintada por la Guardia Civil después del último registro, ahora hay una ventana rota y desde la planta baja se puede ver el interior del bajo, un caos de enseres acumulados en absoluto desorden: Colchones, somieres, tablas, sillas, un horno, una cocina, muebles...

El inmueble está en el casco antiguo, una zona que antaño era de copas y donde se reunía la juventud para la diversión nocturna. Ahora, sin embargo, el aspecto es todo lo contrario. De aquella época quedan solo cuatro locales "de marcha" en activo y según los vecinos, no es la zona más recomendable para pasear.

Esta casa era el lugar en el que, según algún vecino, se reunía Javier Ledo con algunos de sus amigos para sus fiestas particulares. Y fue precisamente aquí donde triunfaron los perros traídos desde Madrid para buscar restos orgánicos.

Los agentes llegaron con Ledo a la vivienda el mismo viernes, poco después de su detención. Fuentes conocedoras del caso explicaron que al principio mostraba una enorme confianza en sí mismo, aunque "al ver el movimiento con los perros trataba de disimular cierta inquietud". Pero mantuvo la serenidad.

Los perros no tardaron en encontrar lo que buscaban: restos de sangre en utensilios de limpieza, como en una fregona. Pero no sólo eso. También había más en varias zonas de la casa. Los canes la detectan incluso en el aire aunque hallan pasado semanas. Para eso han sido entrenados como "máquinas" durante muchos meses. Según las mismas fuentes, era llamativa la impresión de limpieza y orden que se veía en algunos espacios de la casa. Parecía evidente que se había intentado limpiar a fondo.

La Guardia Civil se incautó de gran cantidad de utensilios, de ropa y de multitud de enseres que había acumulados en el interior de la vivienda. Todo ello para ser analizado en el Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil. Parece evidente que se trata del escenario del crimen. Pero habrá que esperar a que se levante el secreto de sumario para saber qué ocurrió realmente en esa casa del centro de Navia.