Ni celos, ni un arrebato. El móvil de Ana Julia Quezada para secuestrar y matar al niño Gabriel fue económico. Al menos es que lo que sostiene el criminólogo asturiano Víctor Márquez, en base a la documentación que muestra que la mujer tiene contraída una deuda de unos 32.000 euros en la República Dominicana. Esta deuda podría haberla movido a hacer desaparecer al menor, con el fin de cobrar un rescate. Esto abriría la puerta a la existencia de un posible cómplice, algo que los investigadores de la Guardia Civil niegan.

El especialista ha colgado su teoría en la página web del Colegio de Criminólogos de Asturias. Según Márquez, "un posible secuestro para obtener una cuantiosa suma mediante el convencimiento a los padres por recibir información del posible paradero u otros que llevasen hacia alguna prueba del menor sería un posible móvil". El criminólogo cree que "el asesinato podría ser premeditado junto al secuestro ya que mantener al niño con vida hasta cobrar la posible recompensa, solo dificultaría el proceso y existiría un alto índice de riesgo a que fuese descubierta o posteriormente identificada. Es muy probable que utilizara las prendas del menor con objeto de confirmar una prueba a cambio de la recompensa, pero claro, para ello tendría que haber un cómplice".

Según Márquez, "un informe crediticio obtenido en primicia expuesto en el programa de máxima audiencia 'Espejo Público', podría avalar cierta teoría ya que la presunta autora mantiene una deuda en la Republica Dominicana de unos 32.000 euros, cantidad muy similar a la que aconsejó elevase al padre del menor". Por otro lado, un informe policial en su país de origen descarta la tenencia de cualquier tipo de antecedentes policiales, por tanto, "quizás nos encontremos con patrones similares a los establecidos por el profesor de criminología David Wilson de la Universidad de Birmingham", quien "en su estudio elaborado sobre los asesinos en serie donde los clasifica según su experiencia y relata cómo los asesinos carecen de historial policial, del uso de armas y asesinan forzados por necesidades económicas". Para Vázquez, "es muy probable que llevase a cometer fallos a la presunta autora como el de la camiseta que la pusieron en el punto de mira de los investigadores de la Guardia Civil y cometiese el siguiente error debido a la astucia de los agentes".

El criminólogo añade que "es muy probable que el traslado del cadáver se debiese al miedo a que fuese descubierto, pero no porque este la pudiese delatar como asesina, pues es posible que intentase borrar toda prueba que la incriminase, sino porque acabaría con el objetivo principal del móvil, el económico, si encontrasen el cadáver, se acabaría la recompensa". Y añade que es posible que cuente con antecedentes penales, aunque no consten en los archivos de las fuerzas de seguridad españolas.