"Paz iba muy borracha y se cayó dos veces por las escaleras", aseguró a la jueza Javier Ledo, presunto asesino de la gijonesa Paz Fernández Borrego. El coañés, que había negado en todo momento su relación con crimen, cambió de tercio tras encontrar los investigadores rastros de sangre en una fregona de la la vivienda de su familia en Navia. Al verse descubierto admitió que la mujer había muerto en su casa, tras caerse dos veces por las escaleras y golpearse la cabeza contra un mueble. Para explicar las lesiones de defensa que presentaba la mujer en manos y brazos, indicó que había forcejeado con ella después de que le quitase un sobre con dinero y le había pegado con un amasador.

¿Dónde se deshizo del cadáver?

La presencia de los investigadores en el puente del arroyo de la Pontiga se explica por el hecho de que confesó a la jueza que había arrojado allí el cuerpo de la mujer, que posteriormente apareció en el embalse de Arbón. Según dijo a la magistrada, decidió deshacerse del cuerpo por miedo a terminar en la cárcel, ya que tenía un juicio pendiente por maltratar a su exmujer.

Hoy han continuado las pesquisas de los GEAS de la Guardia Civil en el embalse de Arbón, esta vez con un detector de metales. El arma de crimen sigue sin aparecer, y los investigadores ya no apuntan a las muletas del presunto asesino como el objeto utilizado para destrozarle la cabeza a la mujer. Las lesiones que presenta no parecen compatibles con la muerte accidental, según recalcan fuentes cercanas al caso.

Javier Ledo permanece detenido y en prisión provisional acusado de provocarle la muerte a la gijonesa, que estuvo desaparecida desde el 13 de febrero, cuando fue vista por última vez en Navia junto a Ledo, hasta el 6 de marzo, cuando fue hallado su cuerpo sin vida en el embalse situado entre los concejos de Coaña y Villayón.

En estos momentos, permanece en el centro penitenciario de Asturias, aunque se estudia el traslado de Javier Ledo a otra prisión por su propia seguridad.