Alejandra Moreno y Rocío Riestra, animan a "aprender a desaprender" y a "romper con el discurso hegemónico para no repetir mitos y estereotipos de género". Coinciden maestra y discípula, preocupadas ambas por los trastornos de la conducta alimentaria desde la perspectiva de las políticas corpóreas que analizan por qué se ve el cuerpo de la mujer como objeto, que hace falta un pensamiento crítico para romper con los prejuicios asociados al discurso feminista. La necesidad de "unir cuerpo y mente" fue lo que enlazó sus trayectorias, con veinte años de diferencia entre una y otra. "Me interesaban las políticas corpóreas pero al ver los estudios psiquiátricos y psicológicos sobre los trastornos de la conducta alimentaria vi que no se correspondían con lo que yo veía de anorexia y bulimia. Les daban una explicación única: la de tener el cuerpo que impone el discurso dominante y hay que romper con eso", afirma tajante Moreno.
"Estamos construidos a través del lenguaje", continúa la profesora titular en el departamento de Filología Inglesa, Francesa y Alemana, docente en el máster de Género y Diversidad de la Universidad de Oviedo e integrante del grupo de investigación "Translit" (Literatura, Identidad y Traducción Cultural). La dicotomía entre cuerpo y lenguaje llevó a ambas a buscar una fórmula para romper con la idea dominante de "sujetos con poder, por un lado, y la otredad". Riestra, que conoció a su mentora en la asignatura "Pensamiento Crítico" de cuarto de carrera, incide en la necesidad de que el lenguaje incorpore "todas las singularidades, que son múltiples". Así, explica esta joven alumna del máster "Erasmus Mundus" en Estudios de Género que la realidad "ya no es hombre blanco heterosexual" sino que también debe contar con la mujer negra homosexual. "No queremos un lenguaje patriarcal sino uno donde estemos todas las personas", apunta Riestra quien a renglón seguido incorpora otro punto de vista sobre la importancia de romper con el discurso dominante. "Si se mantiene la necesidad de cuotas de paridad es que todavía queda mucho camino por andar. Ojalá no tuviéramos que celebrar el 8 de Marzo y poner de manifiesto las diferencias que existen", sentencia.
Moreno también es partidaria de mantener esas cuotas, para romper con el techo de cristal, por un lado, y para visibilizar las realidad del colectivo femenino que, si bien es mayoría entre el alumnado universitario cuando se asciende en la carrera académica son las menos a la hora de ocupar cátedras. "Conviene hablar de conciliación no solo desde el punto de vista de mujer sino también desde el discurso de las emociones para el padre", plantea la docente e investigadora en estudios de género, quien reivindica la necesidad de comenzar a trabajar desde edades tempranas en la deconstrucción de mensajes erróneos como el código de colores que tradicionalmente se asocia a los bebés niño y niña. "A través de la repetición y la ironía conseguiremos visibilizar el discurso dominante y que se caiga por su propio peso", remarca Moreno, parafraseando así las teorías de la doctora Rosi Braidotti de la Universidad de Utrech. Roció Riestra mantiene que "el desdoble del lenguaje, el uso de los y las, sigue haciendo falta para tener una mentalidad más inclusiva desde todos los ámbitos". Maestra y discípula aplauden la iniciativa de la "escuela feminista" de Comisiones Obreras que aludía al uso de un lenguaje no machista usando el femenino para hablar o el género neutro con la "e", por ejemplo, "todes" en lugar de "todos". "Estamos constantemente bombardeados por los mensajes del discurso dominante", advierten. Uno de ellos tiene que ver con la teoría del amor romántico. Hasta la fecha el grupo de Alejandra Moreno ha organizado tres seminarios sobre la deconstrucción de esa idea: el primero, sobre los estereotipos y mitos del amor romántico; el segundo, sobre el amor romántico en el cine, "que da para dos cursos completos", asegura la docente y el tercero de ellos, sobre el amor romántico en la literatura postcolonial. Junto con el trabajo académico también desarrollan actividades en los institutos. "Preocupa que se hayan naturalizado ciertas conductas como que una chica reciba veinte mensajes de WhatsApp de su pareja preguntándole si va a salir y que ella lo entienda ese control como una forma de amor. Esa idea se extendió mucho con 'Cincuenta sombras de Grey'. La ven chicas de 12 años e incorporan esa idea a sus relaciones", advierte Rocío Riestra.
La novela romántica, también muy analizada por el grupo de Alejandra Moreno construye sujetos con poder que invisibilizan a la mujer o la sitúan en una posición de desigualdad. "Ocurre también en el arte y en los videojuegos. Los avatares se relacionan con sujetos activos y pasivos", continúa. Por este motivo, maestra y discípula coinciden en la necesidad de una asignatura de género en todas las titulaciones. "Hay gente que todavía mantiene prejuicios hacia el feminismo. Por eso hace falta un pensamiento crítico. A ellos [por los hombres] les toca desaprender y aprender a ver y escuchar". Ilusión y ganas de ir creciendo en este ámbito no les faltan. Desde la literatura, dicen, es posible escribir nuevas formas de ser y volver a la unión de cuerpo y mente que buscan Moreno y Riestra, quienes reivindican la Ciencia que se hace desde las Humanidades. "Investigamos por motivos personales pero lo personal también es político", concluyen. Moreno celebra, además, la oportunidad de aprender de sus discípulas. El círculo virtuoso.
