"Estoy cansado, tenía ganas de dejarlo, ya casi tenía la necesidad de descansar". Estas son algunas de las reflexiones que Gabino de Lorenzo compartió ayer con algunos de sus más allegados, cuando le llamaron al conocer la noticia. Pero nunca en público dejó que se creara siquiera la sensación de que era así. Es más. En la celebración del 23º aniversario de las Fuerzas Armadas en Oviedo, el pasado 10 de marzo, presidió el acto y posteriormente departió con todos los presentes sin dar atisbo de cansancio alguno.

Sin embargo, la sorpresa con la que actuó -característica innata en su vida política- hizo que la primera pregunta fuera común entre todos los consultados por este diario: ¿Dimite o lo dimitieron? Nadie quería hacer una valoración en caliente tras la escueta nota que Gabino de Lorenzo había hecho llegar a los medios de comunicación poco antes de las once la noche en la que daba cuenta de su dimisión al presidente Mariano Rajoy.

El conocimiento de que ese relevo se iba a producir de forma inminente fue lo que llevó a De Lorenzo, según algunas fuentes, a adelantar su decisión antes siquiera de verano, para cuando algunos sí daban como previsible en las quinielas el cambio.

Pero las cábalas en la cúpula y entre las bases del partido eran múltiples. Unos apuntaban a que "está delicado de salud desde hace tiempo y cansado". Alguno incluso apuntaba a que "en casa le decían que ya estaba bien, que no tenía necesidad de seguir".

Veteranos del PP asturiano también apostaron por esta hipótesis del cansancio tras mostrar sus sorpresa inicial por que "no es propio de Gabino marcharse. Y además, tampoco tenía razones, porque las estadísticas de seguridad en Asturias son muy buenas".

Uno de sus antiguos y más estrechos colaboradores durante años insistió en que "se sabía que lo dejaría por la edad, porque lo decía en público y en privado". También señaló que De Lorenzo "era un verso libre entre los delegados del Gobierno. El ya exdelegado le sacaba 20 años al más mayor del resto de los delegados en las otras comunidades y a él ya le pesaban los años". Todas estas circunstancias, junto con la marcha del que fuera su jefe de gabinete en la Delegación, Alberto Mortera, "posiblemente le hicieron sentirse algo aislado, y eso a él le pesaba en el ánimo".

Esta misma persona no se mostró sorprendido ni por el fondo ni por la forma en la despedida de Gabino de Lorenzo. "Imagino que lo sabrían él y Tere, su secretaria, mujer muy eficaz a la par que silenciosa, como solía decir él, y en la que confiaba plenamente".

Según esta misma fuente, que como las demás reclamó anonimato, De Lorenzo ya hacía tiempo que le había dicho a la presidenta del PP en Asturias, Mercedes Fernández, que cuando llegara el momento se iría. "No pienso seguir toda la vida', era una frase que se le podía escuchar a menudo. Era evidente que no iba a acabar el mandato". Era cuestión de tiempo.