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Las dos décadas del alcalde ingeniero que marcaron Oviedo

De Lorenzo desarrolló sus proyectos clave en la primera mitad de su mandato, luego llegaron su "economía de guerra" y la crisis

El Palacio de los Niños se abrió en 2004.

"La ciudad tiene que estar como la casa de uno, tiene que estar impecable". Esta frase de Gabino de Lorenzo forma parte del libro de estilo que le llevó durante casi dos décadas a ser un referente para los candidatos municipales del PP de toda España y un modelo estético imitado en más de un municipio socialista de Asturias. "El efecto Gabino", alabado por los vecinos que querían tener en sus barrios la misma estética que en la calle Uría y tan denostado por la oposición como por expertos en urbanismo. Gustos y modas aparte, sus 21 años de mandato transformaron Oviedo, sobre todo entre 1991 y 2005. Luego llegaría "la economía de guerra" en el Ayuntamiento, derivada de las primeras sentencias adversas, y la crisis que restó el margen de maniobra para mantener la política de inversiones.

La tarjeta de presentación de Gabino de Lorenzo como alcalde fue el ambicioso plan de peatonalizaciones, que inició en el centro de la Oviedo para luego extender a los barrios.Y una de sus primeras obras simbólicas, la fuente de la plaza de América, bautizada desde entonces como "La Gabinona". Ante el recelo que de entrada podían despertar las obras entre comerciantes y vecinos, el alcalde ingeniero "soy dos por el precio de uno", solía presumir entonces- se esforzó en hacer un seguimiento a pie de calle para cumplir los plazos sin demora, con cuenta atrás incluida, como fue el caso de la citada fuente. No hubo retraso. Aquel primer mandato también fue el momento de la renovación de fachadas y aceras con la baldosa "modelo Oviedo" y de ganar terreno para el peatón, sobre todo en la zona centro y en el casco antiguo. También construyó piscinas en zonas de expansión alejadas del casco urbano como Colloto, San Claudio y El Cortijo (La Corredoria).

La ciudad se ponía guapa y De Lorenzo recogió la cosecha en las elecciones municipales de 1995: primera mayoría absoluta, arrasando en las urnas con 18 de 27 concejales. Ya no tendría que pactar, como cuatro años atrás, con el CDS de Cuca Marcos Vallaure. Podía hacer y deshacer y empezó más pronto que tarde. Decidió subir al máximo que permitía la ley el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). Tocar el recibo de la contribución se convirtió en un "casus belli" para muchos de sus votantes, que se consideraban engañados por una subida de impuestos no anunciada en la reciente campaña electoral. La primera manifestación contra "el catastrazo" sacó a la calle a más de 40.000 personas, una cifra insólita para una protesta vecinal en Oviedo. Tras varias manifestaciones, De Lorenzo acabó por rebajar la subida para amortiguar el enfado ciudadano, aprovechado por la oposición para acortar las distancias que habían marcado las urnas. Pero los nubarrones que amenazaban el segundo mandato empezaron a despejar con dos de sus grandes proyectos, la losa que cubriría las estaciones de Renfe y Feve y la construcción del Auditorio Príncipe Felipe sobre los antiguos depósitos de agua de la calle Pérez de la Sala, que se inauguraría meses antes de las elecciones municipales de 1999.

La obra de la Losa es, sin duda, la actuación que más ha cambiado una zona enclavada en el centro del casco urbano. Permitió superan las barreras físicas, en forma de playa de vías, que separaban del centro tres barrios tan poblados como Ciudad Naranco, Vallobín y La Argañosa. El proyecto, que contó con financiación de fondos Feder, permitió ganar para la ciudad un espacio de 38.000 metros cuadrados. Es la obra de mayor calado y relevancia en la trama urbana de Oviedo y la que menos quebraderos de cabeza le trajo a De Lorenzo pese a que los trabajos se realizaban en una zona muy sensible para el tráfico rodado. De ahí, que el alcalde ovetense quisiera alargar la actividad de la sociedad "Cinturón Verde" a la que acabó encargando un ambicioso plan de aparcamientos subterráneos por toda la ciudad, que ya no resultaría tan exitoso porque la venta de los miles de plazas de estacionamiento se atascó y tuvo que hacerse cargo de ellas el Ayuntamiento.

El Auditorio también se inauguró en la primavera de 1999. Su apertura supuso un hito para la programación de música clásica y convirtió Oviedo en una de las ciudades de referencia del país en ese ámbito. Contar con un equipamiento de esas características permitió a la Orquesta Sinfónica del Principado (OSPA) contar con une sede propia y poner en marcha la Orquesta Sinfónica Ciudad de Oviedo (OSCO), la actual Oviedo Filarmonía.

1999 era año electoral y De Lorenzo llegó a esa nueva cita con las urnas con unos cuantas inauguraciones más como el campo de golf municipal de Las Caldas y el hípico del Asturcón, una instalación que inicialmente tenía un presupuesto de algo menos de tres millones de euros pero que el Alcalde quiso sobredimensionar para convertirlo en un complejo ecuestre de altas prestaciones que acabó por rondar los 24 millones de euros. También en esta época arrancó la construcción del nuevo estadio de fútbol Carlos Tartiere, en los terrenos de una antigua tejera, tras desechar la ampliación del campo de Buenavista. Para agilizar todos estos proyectos, De Lorenzo promovió la creación de Gesuosa, una sociedad para gestionar el suelo municipal que tenía la ventaja de no estar sometida a los rigores de la administración pública. Dirigida por Luis Gómez, pronto se convirtió en diana de la oposición y acabó en los tribunales por una supuesta exigencia de pago de comisiones a un constructor, afiliado del PP. El caso llegó a juicio, los responsables de la sociedad municipal fueron absueltos pero De Lorenzo decidió echar el cierre a Gesuosa, de la que llegó a decir en un pleno del Ayuntamiento que había sido su "gran losa" como alcalde.

Eran los tiempos en que viajaba a Cuba para un hermanamiento en Santa Clara y, aprovechando la coyuntura, compartía mesa y mantel por espacio de varias horas con Fidel Castro. El periódico "Gramma" hasta le puso peluquín a De Lorenzo en la foto de su reseña. Precisamente el nuevo Tartiere, que había sido inaugurado en 2000, fue escenario de abucheos y silbidos a Gabino de Lorenzo a partir de 2003, cuando el regidor entendió que el Real Oviedo no tenía futuro y apostó por el ACF como relevo. Pese a esta erosión, el alcalde todavía obtendría una mayoría absoluta más, en 2007, año en el que igualó los resultados cosechados cuatro años al mantener 17 concejales de un total de 27. Y eso que el flujo de grandes proyectos había empezado a menguar por la "economía de guerra". Había que pagar las inversiones ya realizadas, disfrutar de lo hecho" y afrontar sentencias por Villa Magdalena. Tras la inauguración del Palacio de los Niños en 2004, el siguiente hito fue el centro comercial y palacio de Congresos de Calatrava, promovido en el suelo del antiguo Tartiere por la sociedad Jovellanos XXI. De Lorenzo repitió más de una vez que esa obra no iba "a costar un euro" al Ayuntamiento pero la factura de 25 millones llega ahora, en diferido, vía sentencia judicial.

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