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Apuntes De Mecánica Política

Pedro Sánchez sorprende a Barbón

El empujón de Ferraz para que el secretario general sea candidato pilló por sorpresa al protagonista y trata de recortar las opciones del sector crítico

Pedro Sánchez sorprende a Barbón

El lanzamiento de Adrián Barbón como candidato electoral del PSOE, proclamado ni más ni menos por Pedro Sánchez, supuso el pasado miércoles un golpe de efecto sobre el socialismo asturiano, cuya fractura se mantiene y con escasas posibilidades de sutura. El líder nacional del PSOE llegó a Asturias con el objetivo claro de dar un golpe en el tablero regional, acallar rumores y cerrar los caminos al sector crítico. Con un candidato señalado por la dirección federal, que además es el secretario general, el siguiente movimiento será el de adelantar las primarias a junio, poniendo cuesta arriba que se formule cualquier alternativa a la figura de Barbón. Con todo, el líder del PSOE asturiano ha sido convidado de piedra en estos movimientos, diseñados por Pedro Sánchez y la asturiana Adriana Lastra.

El anuncio se sospechaba, pero no se esperaba. La dirección federal avisó a la FSA de la visita sorpresa de Pedro Sánchez con apenas dos días de antelación. El PSOE asturiano tuvo que organizar el acto con premura e incluso cambió el lugar buscando un espacio que permitiese más afluencia que arropase la imagen de respaldo de la militancia a Sánchez. El fin de semana anterior, la Escuela del Buen Gobierno llamada a ofrecer una visión de unidad del partido terminó con gusto agridulce, con notables ausencias entre ellas la del presidente asturiano Javier Fernández. Pedro Sánchez, pues, aprovechó su paso del "tour de las pensiones" por Asturias para exhibir su fortaleza.

La proclamación pilló por sorpresa al propio Adrián Barbón, que había echado otras cuentas. "Bastó ver su expresión cuando Pedro Sánchez le señaló como candidato", reconocen fuentes muy cercanas al secretario general que asistieron al acto del pasado miércoles. Barbón ha guardado silencio sobre dos cuestiones que han sacudido la vida interna del partido: la ruptura entre el SOMA y la UGT y su propia designación como candidato.

Pero lo cierto es que la "bendición" de Sánchez trastoca los planes iniciales de Barbón, quien se encargó de repetir que su aspiración era la secretaría general y no sería candidato al Principado, manteniendo así un bicefalia tradicional en la FSA y que sólo quebró Javier Fernández pero en un momento en la que la unidad del partido era férrea.

El modelo bicéfalo permitiría, además, que Barbón fuese candidato en las próximas generales y diputado en Madrid, como lo fue en su día Luis Martínez Noval. Pero esa posición ya está ocupada. La FSA tiene otra bicefalia distinta: la que conforman Adrián Barbón y la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra. Indirectamente, el movimiento de señalar a Barbón como candidato autonómico blinda el puesto de cabeza de lista en las generales para Adriana Lastra. No obstante, en el sector mayoritario niegan que esa posición pudiese llegar a ser motivo de tensión entre los sanchistas. "Está claro que el número uno en las generales es de Adriana Lastra, porque forma parte de la dirección federal", sostienen.

El movimiento de Pedro Sánchez tiene un objetivo que trasciende al calendario que Barbón tenía en mente. El secretario general de la FSA era consciente de que podía activar el "botón nuclear" de ser él mismo el candidato, pero era algo que planteaba más adelante y oídas las bases. Ahora, el proceso será el inverso: una vez que Sánchez ha señalado al candidato toca "organizar" que las agrupaciones locales salgan con una aclamación que borre de la memoria la promesa de Barbón de no ser cabeza de lista en Asturias.

De hecho, la reacción del sector crítico no se ha hecho esperar: "Tanto discurso a favor de la militancia para que acabe proclamándose un candidato con el 'dedazo' de Ferraz", aseguran. Al tiempo, los movimientos de una dirección del partido dispuesta a dejar claro su poder (primarias cerradas a simpatizantes, adelanto de calendario y designación de candidato) anticipa a ojos de los críticos lo que sucederá en las listas municipales: "Está claro que la dirección regional usará sus herramientas,como ordenar la lista".

Por ahora la reacción es prudente. Algunos dirigentes de los críticos son conscientes de las dificultades que supone presentar una alternativa a las primarias a Barbón. Otros en cambio, dan por hecho que la habrá. El mensaje lanzado desde la dirección regional a los resistentes es el de que quien se enfrente al secretario general saldrá derrotado: una derrota que además implica terminar como una corriente marginal en un PSOE aupado por una mayoría movilizada y entregada a Pedro Sánchez. Si no hay redención posible ¿por qué no dar la batalla?, se preguntan los críticos. "La unidad que quiere el sanchismo es por extracción: una vez que no quede nadie que lo cuestione", aseguran dirigentes asturianos. Pero los sanchistas exhiben como contraejemplo la presencia en el acto de Pedro Sánchez de consejeros como Pilar Varela, Dolores Carcedo o Francisco del Busto. La falta de Guillermo Martínez, una de las opciones para enfrentarse a Barbón, "cuando es sabido que la reunión que esgrimió como excusa acabó mucho antes del inicio del acto", se ve en cambio como un agravio. Evidencia de la fractura fue la ausencia esperada de Javier Fernández.

Pero si algo ha quedado claro estos días es que la sartén de la FSA la tiene por el mango Ferraz y que la dirección federal, con Adriana Lastra como referente, está dispuesta a marcar los tiempos. Lo ha demostrado con una decisión tomada al margen de los cálculos del propio Barbón, para quien los resultados electorales en las autonómicas de 2019 serán una prueba de fuego. Por lo pronto se encomienda a unas encuestas que no son desfavorables al PSOE pero tampoco dan demasiadas alegrías.

De ver culpables de esta situación, el sanchismo los señala entre los críticos, pero en especial a anteriores dirigentes de la FSA a los que acusan de maniobrar en la sombra para generar tensión. Esa hipótesis se lanza incluso contra el presidente del Principado, Javier Fernández: "Debería tener una actitud más conciliadora", aseguran los sanchistas, quienes sostienen que sin la tensión interna en el partido "el escenario habría sido otro distinto". Hay incluso quien teme que en el fondo se fragüe una operación para restar apoyos electorales a Barbón.

No hay duda del liderazgo del secretario general pero ante sí tiene un importante reto. Ha trabajado principalmente en mantener cohesionada a la militancia; ahora tendrá que pensar también en lograr una victoria electoral en un partido que no solo se juega con los convencidos.

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