"Hacía mucho que no veíamos llover así". Los habitantes de la zona rural gijonesa tuvieron que lidiar en el día de ayer con el temporal de lluvia que asoló la ciudad. Parroquias como San Andrés de la Pedrera, Caldones, Bernueces o Vega vieron cómo sus prados se anegaban, los desniveles se convertían en cascadas y las carreteras, en riadas.

Los vecinos achacan esta problemática a la deficiente conservación de las cunetas, que "están muy abandonadas", resumen. "Están todas tupidas de maleza y vegetación y si encima baja algún tronco con la riada, el agua ya no puede bajar por ahí y arrolla por el centro de la calzada", explican vecinos como Carmen Suárez, presidenta de la asociación de vecinos "San Emiliano" de Vega. "Hubo algunos vecinos que tuvieron que salir con la fesoria a limpiar las cunetas", explica Xosé María García, de la asociación vecinal "El Carbayu" de Caldones.

No solo en la zona rural se dejó sentir el temporal que azotó en el día de ayer la ciudad. En la zona urbana, el río Piles llegó a su límite en el tramo inundable coincidiendo con la pleamar, alrededor de mediodía. La marea alta, junto con las insistentes precipitaciones, hicieron posible una imagen poco habitual: el río bajando al ras del paseo, a punto de desbordarse.

Además, debido a la fuerza con la que bajó el agua, arrastró una gran cantidad de impurezas, que hizo que el río bajase con un llamativo color pardusco cercano al marrón.