Como ya ocurriera el año pasado en Asturias y en toda la Cordillera Cantábrica, todos los datos avalan la buena evolución del oso pardo en el núcleo central de los Pirineos que se asienta en el Pirineo de Lleida y el Valle de Arán en Cataluña, y en la Alta Garona y Ariège franceses, según informó ayer la Fundación Oso Pardo (FOP). En 2017 se alcanzó un nuevo récord con 41 ejemplares para esta área, y una distribución de 4.000 kilómetros cuadrados. En el mismo año se contabilizaron cuatro osas paridas con siete crías. En la Cordillera Cantábrica se contabilzaron en el último censo 40 hembras y 67 crías.

La buena marcha del núcleo central sigue contrastando con la situación de la subpoblación occidental, integrada por dos únicos machos que se mueven por un área de 900 kilómetros cuadrados de los Pirineos de Aragón y Navarra, y los valles franceses de Aspe y Ossau. No obstante, en 2017 se ha producido un hecho inédito: ambos ejemplares se desplazaron al otro núcleo. Posteriormente uno de ellos, "Neré", volvió al occidente con un macho diferente, mientras que "Cannellito" permanece en el Pirineo central.

Todos estos datos fueron puestos en común y consensuados en una reunión celebrada el pasado 14 de marzo en Viella (Lleida) a la que asistieron representantes de la administración francesa, de Andorra y los socios del proyecto PirosLIFE: Generalitat de Cataluña, Valle de Arán y Fundación Oso Pardo (FOP). La FOP participa en todas las operaciones con la Patrulla Oso integrada por dos vecinos de la comarca del Pallars. Los datos ponen de manifiesto que el aumento de osos en el Pirineo central continúa sin grandes conflictos sociales en los Pirineos, salvo con el sector ovino.

Por otra parte, a pesar del movimiento de los dos osos del núcleo occidental, sigue siendo imprescindible el refuerzo con hembras en este sector. Por este motivo la FOP considera positivas las recientes declaraciones del ministro francés del Medio Ambiente, Nicolás Hulot, señalando la determinación de su gobierno en reintroducir osas en la parte occidental francesa de los Pirineos.

La Fundación Oso Pardo reveló que en 1997 el oso "Neré" nació en el Pirineo central de una madre eslovena liberada en Francia en el proyecto de reintroducción realizado por el gobierno francés. En aquellos años sólo quedaban en el sector occidental un puñado de machos y una sola hembra, "Cannelle", la última osa autóctona. En 2002 "Neré" se dispersa hasta el occidente y se aparea con "Cannelle", naciendo de esa unión "Cannellito" en enero de 2004. Diez meses después su madre es abatida en Francia. "Cannellito" se convierte en el único portador de los genes de los osos autóctonos del Pirineo. "Neré" y" "Cannellito" quedaron solos en este sector y desde entonces hasta ahora, 14 años después, no se había detectado que ninguno lo abandonara.

En 2017, el análisis genético de pelos y excrementos ha mostrado que ambos visitaron el Pirineo central y que posteriormente hubo un viaje de regreso, pero inesperado. "Neré" ha vuelto con un macho que no es su hijo y "Cannellito" ha permanecido en el sector central.

En la Cordillera Cantábrica, la situación es más halagüeña: la población osera de la cordillera Cantábrica se ha consolidado con 40 hembras y 67 crías, según el último censo realizado en 2016 en las cuatro comunidades de la zona: Asturias, Galicia, Cantabria y Castilla y León, y presentado hace unos meses en Valladolid. Una vez finalizado el recuento que los gobiernos de estas autonomías elaboran anualmente, el sector occidental revela esa tendencia con 34 osas y 57 oseznos, mientras en el oriental hay constancia de la presencia de 6 ejemplares y 10 crías.

Desgranando estas cifras globales por zonas, 29 osas y 52 crías habían sido localizadas en la zona occidental de Asturias y 5 ejemplares y 7 crías, en la de Castilla y León. En el oriente, están censadas 6 hembras y 10 oseznos, de las cuales 4 osas y sus esbardos han estado en diferentes momentos del año entre Palencia y Cantabria; una se ha movido entre León y Cantabria, y la última ha sido localizada en todas las ocasiones en Palencia.

En el censo de 2016, cerrado una vez finalizada la época de celo de 2017, se contabilizaron las mismas osas y tres crías más que en 2015. De estos datos, así como del análisis de la evolución de las cifras recabadas desde el año 2000, se desprende una clara consolidación de la población. De hecho, se ha pasado de las diez osas con crías detectadas en ese ejercicio a las 40 de la actualidad.