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Rescates al filo de lo imposible: así trabaja la Guardia Civil de montaña en Asturias

Los agentes de montaña de Cangas de Onís y Mieres efectúan medio centenar de salvamentos al año

Rescates al filo de lo imposible: así trabaja la Guardia Civil de montaña en Asturias GUARDIA CIIVL

Donde nadie llega, en las peores condiciones imaginables, allí intervienen los guardias civiles de montaña, veinte agentes distribuidos entre Mieres y Cangas de Onís que lo mismo evacúan a un escalador herido en Peña Castil, en Picos de Europa, que velan por el orden público en la estación de esquí de Pajares, rescatan a un espeleólogo en una cueva o llevan medicinas a zonas aisladas por la nieve, como ocurrió el pasado mes de febrero.

Este último servicio lo realizaron el teniente Pablo Villabrille y Alberto Alonso, que recorrieron cinco kilómetros esquiando en pleno temporal y con alto riesgo de aludes para llegar a la aldea de Viboli (Ponga) y entregarle a una vecina mayor sus medicinas.

El teniente Villabrille fue el que coordinó uno de los rescates más espectaculares del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) de Cangas de Onís, la recuperación de los tres escaladores zamoranos fallecidos al preciptarse desde el Jisu, en el macizo oriental de los Picos de Europa, en abril del año pasado. "Fue complejo por la meteorología, las condiciones pasaron de golpe de montaña estival a invernal, nos costó mucho", indicó Villabrille. Tras localizar los cadáveres, los agentes portearon los cuerpos a una zona de extracción menos complicada y durante una noche permanecieron junto a ellos, esperando que por la mañana mejoraran las condiciones y accediese un helicóptero, todo ello a seis bajo cero y rodeados de nieve.

Pero Villabrille se acuerda de otro rescate realmente complicado, el que realizaron en la Torca del Cerro en 2005, para recuperar el cadáver de un espeleólogo húngaro a 400 metros de profundidad. La operación en esta sima cántabra, la más profunda de España, requirió de un operativo de ochenta personas. Los agentes siguen adentrándose en ella para entrenarse. Villabrille y los agentes del Greim también participaron en mayo de 2016 en el rescate del cadáver de un barranquista atrapado en A Corga da Fecha, en el parque orensano de Xurés. Los agentes tuvieron que descender por la cascada, de 350 metros, mientras arriba se reducía el caudal con bombas de achique.

Este año pasado menudearon las intervenciones en la vertiente asturiana de los Picos, hasta 23. De los 39 rescatados, tres eran cadáveres, entre ellos un montañero que resbaló en el hielo en Peña Castil. Los agentes de montaña de Cangas de Onís y Mieres hacen una media de cincuenta rescates al año. "Sobre todo en verano, gente que no tiene un nivel técnico bueno. Se meten, pensando que van a orientarse y es cuando hay extravíos y a veces muertes", indica Villabrille.

El teniente tiene claro que "los Picos son más complicados de lo que parece. Los desniveles son acusados, la meteorología muy cambiante y la visibilidad puede volverse nula de repente. Además, la gente que está acostumbrada a los Pirineos o los Alpes se encuentra con que las rutas no están tan bien señalizadas". Villabrille aconseja ir con GPS, tener muy bien planificada la actividad e ir con gente más experta y conocedora de la zona. "No puede ascender una persona sola, deben ser tres. Así, si se accidenta una de ellas, la segunda se queda con ella y la tercera va a pedir ayuda. Y no debe olvidarse de que en muchas áreas no hay cobertura", incide. El Urriellu también da problemas, sobre todo en verano. "Te encuentras gente que va a hacer una ruta asequible, como la del Cainejo, y cuando llegan a la cima se dan cuenta de que no pueden bajar rapelando y nos llaman para saber cómo se llega a la cara sur, con bajadas más sencilla", añade.

De un tiempo a esta parte crece el número de personas que suben a la montaña. Y está el fenómeno de las carreras. "Más que las pruebas en sí, nos preocupan los entrenamientos, la gente de nivel alto que se lanza sola a hacer tramos que no están señalizados, sin apoyo ni material adecuado", explica el teniente.

La preparación es esencial. Cada seis meses, los agentes realizan prácticas intensivas de rescate, que incluye desde escalada en hielo a esquí de travesía, barranquismo y espeleología. Se realizan también prácticas de helicóptero y cursos de reciclaje en Jaca. "Hay que estar bien física y técnicamente", añade el teniente.

Los agentes del Greim de Mieres estaban ayer realizando labores de orden público en la estación de Pajares. "Por si se produce algún accidente grave, algún robo, algún enfrentamiento entre esquiadores a cuenta de los aparcamientos, incluso algún consumo de drogas en pistas, que también los hay", explica el sargento Pedro Fernández, responsable de la unidad mierense. Estos servicios se aprovechan por otro lado para completar el entrenamiento.

Este año llevan cuatro rescates, uno de ellos el de un joven que quedó aislado sin comida en una cabaña de Quirós. "Gracias a que pudo entrar el helicóptero, pero lo hizo muy justo", explica. El sargento indica que la gente a veces no se cree las previsiones, pero este año se cumplieron y estuvo dos semanas nevando. "Los rescates son más difíciles cuanto más preparada está la víctima. Los de espeleología son los más difíciles", indica. La zona de Peña Ubiña y Pajares son los lugares donde se concentra la actividad. "En carreras de montaña hemos hecho varias evacuaciones, por golpes de calor. También hemos rescatados a accidentados mientras realizaban esquí de travesía en Castilla y León, en Piedrasluengas y Curavacas", señala el sargento. No obstante, indica, "tampoco hay tantos accidentes para tanta gente que sube a la montaña". Fernández resalta que el Greim es un servicio vocacional: "A poco que te guste la montaña, se paga con lo que te da".

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