Los municipios del occidente asturiano, sobre todo los que apuntan más al Norte, son los que presentan unos mejores resultados de salud, un concepto que tiene que ver con la prevalencia de enfermedades crónicas, los tratamientos contra la ansiedad y la depresión, la mortalidad (entendida como el número de años potenciales de vida perdidos) y, muy importante, con la autopercepción de salud de los habitantes de cada uno de los 78 concejos asturianos. Por cierto, la de los asturianos del Oriente es mucho peor que la de los de Occidente.

A pesar de la excelente salud de buena parte del occidente asturiano, el municipio que lidera el ranking es Caravia, seguido de Sobrescobio. Tras ellos, seis concejos al Oeste de la región, Boal, Coaña, Taramundi, Somiedo, San Tirso y Castropol. Después, hasta completar el top-ten astur, Lena y Castrillón.

La Consejería de Sanidad del Principado de Asturias dio ayer a conocer los resultados de la quinta encuesta de salud que se realiza en la comunidad autónoma. El Observatorio de Salud para Asturias (OBSA) es una macroencuesta en la que tienen mucho peso los factores socioeconómicos, los hábitos de vida más o menos saludables, la calidad del sistema sanitario o el entorno medioambiental.

Del Observatorio salen, por encima de todos los demás, dos mapas. Uno de ellos es el resultado de salud, que pone en fila a los 78 municipios. El primero, como se decía, Caravia; el último, Ponga. No es que en Ponga se viva peor que en Caravia, y tampoco que los habitantes de Ponga "gocen" de una salud mucho peor que la de otros concejos. El ranking es el resultado, se diría que matemático, de sumar, analizar y comparar una serie de ítems, algunos subjetivos como la ya referida autopercepción de salud. Y además hablamos de un territorio con niveles altos de uniformidad y con muy escasas diferencias en el acceso al sistema público de salud.

El segundo mapa es el de determinantes de salud, aquellas variables que inciden en el entorno de los ciudadanos y que son indicadores que generan problemas de salud. Es la socioeconomía, que incide en las enfermedades. El mapa de determinantes analiza en qué municipios asturianos se fuma y se bebe más, dónde hay una dieta más equilibrada, cuál es el nivel de estudios de sus habitantes, qué grado de sedentarismo presentan o cuestiones tan concretas como el índice de embarazos en adolescentes, el porcentaje de vehículos que no han pasado la ITV o el consumo de bebidas refrescantes azucaradas o comida rápida y precocinada.

En ese mapa el ranking de calidad se va también al Occidente y, en general, a los concejos más modestos del Principado. Por este orden, Illano, San Martín de Oscos, Yernes y Tameza, Santo Adriano, Allande, Taramundi, Degaña, Belmonte, Villanueva de Oscos y Quirós.

Uno de los determinantes tiene que ver con la calidad medioambiental (contaminación, agua, ruido?) y con las molestias referidas al entorno más próximo, como el vecindario o el tráfico en el barrio. Ni qué decir tiene que la materia medioambiental explica el porqué de estos municipios entre los que tienen unos determinantes de salud más positivos.

Antes se hablaba de Ponga, que tiene malos resultados de salud pero muy buenos determinantes porque ocupa el puesto 12.

Las grandes ciudades asturianas se resienten. Oviedo ocupa el puesto 24 en la clasificación de resultados de salud. Avilés, el 26, y Gijón, un poco más atrás, el 37. En la clasificación de determinantes de salud (del tabaco a la polución del aire, pasando por el sedentarismo, el desempleo o el número de adultos en riesgo de exclusión social, entre otros muchos parámetros), Oviedo ocupa el puesto 73; Gijón, el 74, y Avilés el 78 y último. O sea, en la cola de muchos conceptos que acabarán redundando negativamente en futuras estadísticas de resultados, si no se pone remedio.

Es el principal cometido de esta actualización de los datos de salud de Asturias: poner en marcha, a la vista de los datos y peligros, estrategias que como apuntaron el director general de Salud Pública, Antonio Molejón, y el técnico de Salud Pública Mario Margolles, no solo deben descansar en políticas de la Administración, sino que compete a toda la comunidad.

El decano del College of Public Health and Human Sciences en la Universidad del Estado de Oregon y profesor emérito de la Universidad de Wisconsin, el español Javier Nieto, aseguró que el Observatorio de Salud en el Principado (el primero nació en 2011) "es un proceso innovador en Europa, es admirable lo que se está haciendo aquí".