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"Es imposible falsificar un título universitario en Oviedo", afirma el Rectorado

"No nos debe asustar", sostiene García Granda ante la evidencia de fraude: "Hay que estar muy pendientes y evitar que se repita"

"La mayor perjudicada en todo esto es la Universidad pública y eso nos entristece", coinciden el vicerrector de Organización Académica, Juan José del Coz y la directora de área de Posgrado y Títulos Propios de la Universidad asturiana, María Mitre, ante el "caso Cifuentes". Pese a todo, el Rector asturiano entiende que su visibilidad "no nos debe asustar". Santiago García Granda valoró ayer en la inauguración del Foro de Empleo Universitario, en Gijón, que "es importante" que se conozcan casos como el de la Universidad Rey Juan Carlos "y que se pidan responsabilidades", de manera que las instituciones estén "muy pendientes" para que situaciones como la de la Universidad madrileña no se vuelvan a repetir.

A juicio de los responsables de la institución académica asturiana, resulta improbable que se produzca, como en la Rey Juan Carlos, la falsificación de un título de máster. "Falsificar un título universitario es imposible", remarca el vicerrector Del Coz, "queda huella de todo". En primer lugar porque cada credencial académica que se emite se hace a través de un registro nacional "y cada título sale con una identificación única". De hecho, si un estudiante se encuentra en el extranjero, la certificación de sus estudios se le envía a la Embajada Española de ese país y sólo el titular puede retirar esa credencial. "El problema del 'caso Cifuentes' son las actas", subraya Del Coz. El vicerrector de Organización Académica recuerda que los mecanismos de calificación en los estudios de posgrado son tan estrictos que resulta improbable que no quede rastro de las personas que hayan intervenido en el cierre de actas o intentado realizar cambios en el expediente.

Lo más complicado a la hora de trabajar en los posgrados son los títulos denominados "Erasmus Mundus" que son aquellos que implican a varias universidades. En ese caso debe enviarse el título por valija a todas las instituciones académicas que participan para que pongan su sello, una a una. "Es imposible falsificar nada", recalca Del Coz, quien incide en que el "inmenso trabajo de planificación" que lleva la puesta en marcha de un máster universitario o de un título propio -más flexible porque no está regulado por el Ministerio- hace que ningún docente vaya a saltarse el procedimiento oficial para cometer fraude. "El cierre de actas se realiza siempre de forma electrónica. No se puede decir que no hay acta porque el acta aparece siempre", apunta Del Coz en alusión al 'caso Cifuentes".

Ante las irregularidades detectadas en la Rey Juan Carlos, desde el equipo rectoral asturiano explican que "si hay un profesor que modifica una nota, queda huella de todo". Los tribunales de máster, recuerda Del Coz, los nombran los centros. Eso sí, los profesores deberían conservar por un período mínimo de cinco años los trabajos y exámenes de los alumnos para atender a cualquier requerimiento de la Agencia Nacional de Evaluación y para la Acreditación. Además, todos los proyectos fin de máster se incorporan a un repositorio digital de la Universidad siempre accesible.

Cada nuevo título de posgrado que se implanta debe superar un proceso que oscila entre los cuatro o seis meses del trámite académico en la propia Universidad hasta los dos años en que puede llegar a obtener el visto bueno definitivo de la Agencia Nacional de Acreditación. Una comisión de organización académica es la primera en revisar las propuestas que surgen en el seno de la propia institución académica, que posteriormente deberá aceptar el Consejo de Gobierno y Consejo Social. Tras el trámite en el Principado, el título es aprobado por la ANECA, dependiente del Ministerio.

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