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El retraso de la primavera y las fuertes lluvias favorecen al campo asturiano

Los productores consideran muy beneficiosas las intensas precipitaciones y restan importancia a la demora en la plantación de algunos cultivos

Cele Foncueva muestra un brote en una de sus pomaradas de Sariego. MANUEL NOVAL MORO

Los rigores del invierno han venido bien esta temporada a las producciones del campo asturiano. En años anteriores, el exceso de calor o la ausencia de agua provocaban brotes prematuros y otros inconvenientes que afectaban finalmente a la floración, pero en este caso todo ha ido como tenía que ir. El agua ha beneficiado a la mayoría de los cultivos y a otros no les ha perjudicado. Los productores están mucho más preocupados cuando afecta la sequía que cuando llueve de más. El único inconveniente ha sido para quienes suelen plantar en esta época. El exceso de lluvia ha dejado impracticable el terreno para plantar y habrá que esperar, pero es un mal menor.

Los productores de manzana de sidra, por su parte, confían en que la floración llegue a tiempo. El director técnico de producción vegetal de la cooperativa Campoastur, Jorge García, dice que "los árboles de las variedades tempranas ya están preparados, y si en las próximas semana viene algo más de calor, la floración llegará a tiempo", y en el mes de mayo estarán ya en su plenitud.

El lagarero y productor Cele Foncueva, de Sariego, asegura que "los inviernos fríos y duros para el árbol son buenos, porque necesita descansar, y lo único que necesitamos ahora mismo es que pare un poco la lluvia , porque necesitamos que recuda un poco la tierra".

Foncueva cree que "si suben un poco las temperaturas no creo que haya problema, de hecho está empezando a mejorar el tiempo, y las previsiones para los próximos días son buenas". "Y de todas formas si se retrasa un poco la floración tampoco pasa nada", concluye.

Los cultivos de kiwi en Asturias tampoco están sufriendo las subidas y bajadas del termómetro de los últimos días ni el exceso de lluvia. La planta, que en estos momentos se encuentra en período de floración, tiene amplia elasticidad ecológica, explica Juan Lázaro, gerente del grupo de desarrollo Bajo Nalón, lo que significa que tiene una amplia adaptación a los vaivenes del tiempo y mucha resistencia. Lo único que no tolera el kiwi es estar sometido a lo que los expertos califican como "estrés hídrico", largo tiempo de sequía. Bienvenida la lluvia para el kiwi asturiano.

"Está tan retrasado todo que se siguen plantando pumares y estamos en abril, cuando lo habitual es que sea en enero y febrero", apunta Avelino Fuentes, vicepresidente de la Asociación de Sidra Casera de Piloña. "Era algo impensable otros años", insiste. Además, destaca que está "el terreno encharcado, en condiciones de invierno, no de primavera". Así que con este panorama no es de extrañar que de la floración de los pumares no haya ni rastro, pero no es preocupante. "A los más tempranos están empezando a salirles las primeras hojas, muy incipientes, pero con alguna helada marchitan", resalta Fuentes. Lo habitual es que las flores empiecen a salir en abril para que la floración esté en pleno apogeo en mayo.

Pablo Pérez, productor de arándanos en Corao (Cangas de Onís), es más optimista. Sus plantas sí "están echando flor" y la presencia de abejas en su plantación demuestra que están polinizando, "entonces no está tan frío", razona. Resta importancia al retraso de la llegada de la primavera porque cree que "habría que preocuparse en mayo", pero no en abril, que ya lo dice el refrán "aguas mil", recuerda. Eso sí, reconoce que "hay mucha agua en la tierra".

Santi Galán es un agricultor de Siero y entre sus cosechas está la de fabes. "El año pasado ya teníamos las tierras aradas", reconoce. Es más, hace casi un año, el 16 de abril anterior, sembraron las primeras. Pero "ahora está encharcado y hay que esperar" . Esta situación de una primavera que no aparece más allá que en el calendario afecta a otros cultivos, como las cebollas, que tienen que esperar para salir del invernadero y ser trasplantadas.

Los productores de vino de Cangas del Narcea tampoco están preocupados y aseguran que el exceso de lluvia beneficia más de lo que puede perjudicar a las cepas. "Necesitábamos esta lluvia, lo que necesita la uva es agua y la tierra estaba muy seca, así que ahora con los terrenos húmedos si vienen el buen tiempo creemos que tendremos una cosecha estupenda este año", asegura el viticultor José María Martínez Parrondo, también uno de los productores integrados dentro de la IGP Vino de Cangas. Explica Martínez Parrondo que ahora si que tiene que llegar el sol, porque la humedad puede favorecer también la proliferación de hongos . "Pero lo que sí que es cierto es que cuanta más agua, más frutos y más grandes las uvas", remata.

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