Cientos de pescadores se acercaron ayer a probar suerte en los ríos asturianos en un domingo muy esperado, el 15 de abril, cuando se abrió la temporada de pesca con muerte, que se prolongará hasta el próximo 15 de julio.

Sin embargo, las predicciones de los ribereños, que llevaban días apuntando a que las condiciones de los ríos no eran las más favorables para que pescasen los salmones, acertaron. Solamente salió el campanu del Sella, y ni el Narcea, ni el Esva ni el Eo trajeron la suerte a los ribereños.

Atrás quedan los tiempos en que "los salmones tapaban las piedras y no te dejaban ver el fondo del río", aseguraba con tristeza ayer un pescador aficionado en Puente Quinzanas, en el concejo de Pravia.

Asturias cuenta con nueve mil licencias para la pesca del salmón, pero las cifras del número de peces en las riberas descienden desde hace muchos años. Ayer muchos de los pescadores solicitaban abiertamente al Principado que se lleven a cabo actuaciones para mejorar las riberas. "Cuando vas a pescar a Cantabria da gusto, está todo muchísimo más cuidado", comentaba Alfonso Alonso con un compañero desde el puente sobre el Narcea en Quinzanas. A pesar de las escasas posibilidades de hacerse con un salmón, las riberas eran ayer un hervidero de aficionados a la pesca, que esperan cada año impacientes que se abra la temporada. "El río te da muchas cosas más, al final pescar o no es una anécdota. Vienes, te relajas, olvidas los problemas, y te comes la tortilla y el chorizo con los amigos en el río", asegura Marino López.

Asturias inició ayer su temporada de pesca con muerte y sólo el Sella dio el campanu. Pero los pescadores no pierden la esperanza. Son gente paciente.