Como todo proyecto político, el Reino de Asturias armó un discurso oficial para reforzar su legitimidad. Un relato que hundía sus raíces en el convulso final del Reino visigodo de Toledo, y que combinaba hechos históricos con historias legendarias, rumores y falsedades. A desentrañar cuánto hay de cierto y cuánto de ficticio en ese relato, que ha llegado a nuestros días a través de las crónicas, se dedicaron ayer los medievalistas Álvaro Solano y Javier Fernández Conde, ambos de la Universidad de Oviedo, y Amancio Isla, catedrático de la Universidad Rovira i Virgili, de Tarragona.

Los tres expertos centraron la sesión vespertina de las II Jornadas de historia: "La monarquía asturiana (718-910)", que organizan la Universidad de Oviedo y la Fundación José Cardín, y que se completó en el Aula Severo Ochoa del Edificio Histórico de la Universidad, que registró un lleno absoluto para asistir a las ponencias.

Abrió la sesión Álvaro Solano, que ofreció una visión panorámica de las crónicas asturianas en lo tocante a los reyes visigodos, comparándolas con otros textos anteriores para distinguir los hechos fidedignos de aquellos que parecen obedecer a intereses políticos. "Cada vez está más enterrado el mito del astur indómito", aseguró Solano.

El Reino visigodo de Toledo sería el referente de los primeros reyes asturianos, que explicarían la invasión musulmana como un castigo divino ante la decadencia moral de los últimos reyes visigodos. "Witiza va a ser el chivo expiatorio de la caída del Reino de Toledo", argumentó Solano, que situó a Wamba como el último rey digno a ojos de los cronistas asturianos.

Tras Solano intervino Amancio Isla, que analizó la influencia del emperador romano Constantino en los primeros reyes asturianos. En concreto, Isla aludió a la célebre inscripción vinculada a la iglesia de la Santa Cruz de Cangas de Onís en la que Favila recibe el apelativo de "famulus", que usaba el emperador. También su condición de libertador conecta con la de Pelayo, y su faceta como constructor de ciudades le relaciona con Alfonso II, lo que aporta sugerentes perspectivas sobre el origen de Oviedo. Así, frente a un mundo visigodo de prestigio devaluado, "Constantino les parece el gran modelo", señala Isla. Fernández Conde completó la jornada con un análisis de la religiosidad y la sociedad del Reino de Asturias.