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Asturias, turismo sin barreras

Dos discapacitados disfrutan de un vuelo en paramotor, un paseo por la playa y una visita al Parque de Teverga adaptados para ellos

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Turismo sin barreras en Verdicio

Hay quien tiene la capacidad de volar y de ver aunque le fallen los ojos o las retinas no le permitan captar la luz. Es lo que hicieron ayer el riojano Kity Garrido, con severa discapacidad motora, y Diana Malté, a quien la retinosis pigmentaria le dejó sin vista con 16 años.

La Dirección General de Turismo del Principado ha organizado un viaje en el que varias empresas dedicadas al turismo con personas discapacitadas han venido a la región para comprobar si Asturias ofrece oportunidades para estas personas. Y después de las experiencias vividas durante dos días, todos coinciden en que el Principado no tienen barreras para quienes se acerquen a disfrutar de él.

Una caída tonta y fortuita dejó a Kity Garrido en silla de ruedas hace quince años. Con la parálisis llegó el duelo y hubo un tiempo negro, pero después "aprendí a disfrutar de la vida con mi silla, mi compañera de viaje". Desde aquel accidente, que se niega a calificar como fatídico, Kity Garrido y su mujer, Izaskun Benito, aprendieron a vivir de lo que realmente les gusta, viajar. Juntos montaron una empresa dedicada a analizar los lugares para que las personas con discapacidad puedan hacer turismo y desde ahí dan información a agencias de viajes, administraciones y particulares. Sin duda el informe que harán sobre Asturias será "estupendo, hay muchas posibilidades para hacer turismo en Asturias y que van más allá del turismo de ciudad". En un paramotor adaptado de la empresa Volar en Asturias, con una sonrisa tranquila y con la ilusión a flor de piel, surcó ayer Kity el cielo de Verdicio. "Esto merece la pena", dijo nada más aterrizar. La misma frase que pensó en voz alta de la vida, cuando se sentó por primera vez en su silla y compañera.

Diana Malté también encontró su vocación después de quedarse sin visión. "Estudié Periodismo, pero no encontraba trabajo y decidí enfocarme al turismo para personas con discapacidad", explica la directora de Zt Asesoría y Formación. "Ahora miro la vida con perspectiva, gracias a quedarme ciega conocí a mi marido, que fue mi monitor de esquí y al que quiero mucho. Y ahora tengo a mi perra, 'Ivy', a la que adoro. Ella es mis ojos, y antes nos soportaba a los perros". Malté disfrutó ayer de la visita al Parque de la Prehistoria de Teverga, donde hizo una visita sensorial, y compartió con Kity un paseo por la playa de Gijón en unas sillas adaptadas que les permitieron mojar los pies. "Las sillas de Gijón no las habíamos visto nunca, te permiten moverte de forma autónoma y puedes utilizarlas para ir a pescar y también a la nieve", concreta la esposa de Kity. Y él toma velocidad para despegar, con un motor retumbando en su espalda. "¡Vuela, cariño!", susurra su esposa.

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