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Abogado, experto en inversiones y en relaciones internacionales, dio una charla en Vegadeo sobre la Transición

Antonio Garrigues Walker: "El independentismo debe aceptar luchar por las vías legales"

"No soy muy partidario de la prisión preventiva; habrá que buscar otras fórmulas para que la tensión actual se reduzca"

Antonio Garrigues Walker, en Vegadeo. T. CASCUDO

Antonio Garrigues Walker (Madrid, 1934) es "un eslabón más de una ilustre familia de abogados que han sido actores en la historia de España", en palabras de su amigo el ex fiscal general del Estado Eduardo Torres-Dulce. Ambos estuvieron el miércoles en Vegadeo para participar en un acto programado por el Instituto Elisa y Luis Villamil dentro del décimo Foro Comunicación y Escuela. Este abogado madrileño, presidente de honor del despacho de abogados Garrigues y presidente de la Fundación del mismo nombre, ha sido testigo preferente de los importantes cambios vividos en España en el último medio siglo.

- Va a cumplir 84 años y no piensa en jubilarse ¿Qué opina del debate de las pensiones?

-España en algún momento tendrá que ponerse a pensar que estamos en pleno suicidio demográfico y que los cálculos actuales no salen y, por lo tanto, habrá que plantearse otras opciones y salidas. Este problema lo tiene toda Europa, que sigue siendo un continente que está envejeciendo a velocidades de vértigo. Habrá que estudiar nuevas fórmulas de jubilación, atrasándola como es lógico, pero entrar en el debate de si un año, dos o tres... lo que tenemos que tener en cuenta es que los niños que nazcan hoy van a vivir de promedio 100 años, luego, por tanto, hay que sentarse a reflexionar porque esto no hay quien lo pare. No se le dedica a este tema vital el tiempo suficiente.

- ¿La jubilación debe seguir siendo un derecho irrenunciable para la ciudadanía?

-Por descontado, tiene que haber un momento en que una persona se jubile. Pero hay que recordar que se fijó la jubilación a los 65 porque generalmente coincidía con la muerte del trabajador; por tanto, ahora hay que hacer otro tipo de replanteamiento. Considero que es importante ver lo que hacen otros países, como Alemania o los países nórdicos, porque la imitación es una cosa buena y ellos tienen bien estudiado el tema.

- A veces se ridiculiza un poco la denominada "Marca España", pero usted, que ha sido testigo de los grandes cambios del país, ¿cómo lo ve?

-España siempre ha tenido los dos complejos, el de inferioridad y el de superioridad, de vez en cuando nos sentimos los mejores y de vez en cuando entramos en procesos de pesimismo. Al país lo veo muy bien, y es que lo está. Económicamente está estupendo. Que tiene problemas, pues claro, pero que nadie crea que es el peor país del mundo. No cambio la situación española por la de casi ningún país occidental.

- Como experto en inversiones, ¿es buen momento para invertir aquí?

-Claro que sí, y se sigue invirtiendo mucho capital extranjero y nacional porque es un país que tiene un potencial de crecimiento muy amplio en todos los terrenos. Lo único que me preocupa es que tengamos la listeza de aceptar que todas las burbujas que se crean explotan. Hemos tenido una burbuja de crecimiento en forma de una burbuja inmobiliaria y vamos hacia otra, y habrá que hacer algo para corregirla. Hemos tenido ya una experiencia especialmente dura y terrible.

- Hace un año decía que no tenía ninguna duda de que el problema catalán se iba a resolver. ¿Sigue sin tener dudas?

-Empieza a estar claro que la única solución vendrá cuando el independentismo catalán se dé cuenta de que tiene todo el derecho a luchar por la independencia, pero con la única limitación de ejercitarlo dentro de las vías legales. En segundo lugar, no nos podemos extrañar de esta situación porque no es la primera declaración unilateral de independencia, es la cuarta. Y en tercer lugar, que nadie piense que Cataluña va a renunciar a su soberanismo y a su deseo de un autogobierno completo porque no lo haya hecho en las últimas décadas. Por tanto, al estilo orteguiano, es un problema que hay que saber conllevar con dignidad e inteligencia.

- ¿Es un error que haya políticos independentistas en la cárcel?

-No soy muy partidario de la prisión preventiva y creo que se hubiera podido hacer de otra manera, pero es un tema en el que no quiero aparecer como muy dogmático porque comprendo que estamos ante una situación especial de una complejidad tremenda. Creo que cuando el independentismo acepte su derecho a luchar por la independencia por vías legales habrá que encontrar otras soluciones para que la tensión actual se reduzca. En España tenemos que aceptar que Cataluña no es una broma, es una comunidad con una riqueza cultural, política y sociológica maravillosa y con una capacidad económica admirable. Confío en la sensatez.

- Se habla mucho de la justicia paralela por la trascendencia mediática de algunos casos.

-El tema de la relación entre los medios de la comunicación y la justicia se está viendo afectado por el desarrollo tecnológico. Los medios sociales hace treinta años no existían y ahora uno coge un aparatito y dice cualquier cosa. Es una realidad y eso no se puede controlar. En estos momentos la intimidad y la privacidad han desaparecido y está pasando lo mismo con la verdad. Ese tema afecta a todo. Aprenderemos a manejarlo, pero no se va a lograr controlando los medios sociales, porque no se pueden controlar.

- ¿Hay más injerencia política en la justicia que nunca?

-Siempre la ha habido, en unos países más y en otros menos. Es un tema que afecta a la calidad democrática y hay que tener un cuidado exquisito. Tenemos que convencernos de que la separación de poderes tiene que ser una realidad. Pero ¿es real? Pues, mire usted, no. Pero yo creo que en España el sistema judicial funciona bien y que está cumpliendo un papel ejemplar. En el tema de la corrupción no hay ningún otro país del mundo, incluido Estados Unidos, que haya luchado contra la corrupción como el sistema judicial español. Aquí todo el mundo está cayendo.

- Está de actualidad el caso de Cristina Cifuentes y su supuesto máster. ¿Cree que debería dimitir?

-Yo lo que le pido a todo el mundo es que revise su propio currículum lo antes que pueda. Tenemos que empezar a aplicar la costumbre anglosajona de que mentir en la vida pública es una cosa grave y delicada, pero en este tema, en el que ni siquiera se ha iniciado un juicio, creo que lo mejor es no opinar.

- El objetivo de su visita a Vegadeo fue hablar de la Transición a los jóvenes. ¿Qué deben saber de esa etapa?

-Lo más importante que deben saber es que en España hubo una época en la que no hubo democracia y que la Transición permitió la implantación de una democracia muy válida y sensata. El sistema democrático es mejorable permanentemente y hay que aceptar que quedan transiciones pendientes, pues hay que perfeccionar libertades y derechos y desarrollar virtudes cívicas y principios éticos. Que nadie crea que ya hemos hecho todo.

- Pero entonces hubo más unión que hoy en día.

-También es lógico porque cuando hay un objetivo tan claro como la libertad y el ingreso en Europa la unidad no tenía mucho mérito.

- Entre las luchas pendientes está la de la mujer. ¿Qué le parece el resurgir del feminismo?

-El cambio sociológico más importante que ha habido en España, sin duda de ningún tipo, ha sido la transición de la mujer hacia el protagonismo privado y público. No hay otro país en Europa donde esa transición haya tenido tal intensidad y fuerza. Reconozco que quedan reductos machistas profundísimos.

- ¿Qué importancia tiene la educación para un país?

-Que España no es sobresaliente en educación lo dicen todos los índices, pero no creo que la educación española sea tan mala como se dice. Vamos a una revolución tecnológica y científica profundísima y necesitamos profesores jóvenes que conozcan el saber de su tiempo.

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