La casa donde creció Honorina aún se levanta en Tuenes. La última vez que pasó por allí fue a principios de los años noventa y estaba "peor que nunca", según su hermano. No había forma de obligarla a ingresar en un psiquiátrico, tampoco de que tomase la medicación. Honorina era una mujer de armas tomar, independiente. Su vida ha tenido que ser dura. Por como habla, se podría pensar que sus compañías no han sido las mejores. Cita a un presidiario de Calahorra (La Rioja), "del penal de Jaén".