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No es la meta, es el Camino

El coruñés Javier García inició ayer desde Oviedo su séptima ruta jacobea, una caminata espiritual que le enseñó a "no correr y disfrutar"

Javier García, ayer, a su llegada a Grado. IRMA COLLÍN

Inició ayer su séptimo Camino de Santiago el coruñés Javier García. Con una mochila más ligera que la que portaba hace años, cuando hizo el trayecto por primera vez aprovechando la espera de una nota de oposición. Tenía tiempo libre y a García el cuerpo le pedía ir a Santiago. Pero no era la meta, era el Camino.

Aquella primera ruta jacobea que recorrió desde Roncesvalles a Santiago le cambió a Javier García los engranajes de su vida, y desde entonces, cada cierto tiempo, su cuerpo le pide más Camino. "Era el año 2010 y estuve veintiséis días caminando. Lo hice solo y fue una experiencia maravillosa. Siempre digo lo mismo, el Camino para mí no es una experiencia religiosa pero sí espiritual. Tienes mucho tiempo para pensar y para analizarte a ti mismo", concluye el coruñés.

Con la misma soltura que el peregrino da la vuelta al calcetín después de la etapa para lavarlo en el agua, dio Javier García vuelta a sus pilares vitales en aquella primera experiencia. "Aprendí a no planificar, a vivir el día a día, a darme cuenta de que el camino te da todo lo que necesitas y que hay que saber aprovecharlo. Ahora voy más despacio, a mi ritmo, no corro, disfruto. Y aprendí a alejarme de la gente tóxica, que también te la encuentras en este viaje y que no sirve para nada". Y esta receta la aplica camino a Santiago de Compostela y en su vida, con una sonrisa relajada y un discurso sereno que parece invitar a encontrar esa espiritualidad de la que Javier habla.

De aquel primer viaje que le enganchó para siempre se llevó Javier García dos hermanos con los que no contaba, pero que llegaron para quedarse. "Conocí a unos chicos alemanes el segundo día y fuimos coincidiendo y compartiendo la experiencia. Hoy puedo decir que son como mis hermanos, nos vemos siempre que podemos y tenemos un vínculo especial", explica el peregrino.

Este año Javier García salió desde Oviedo por la ruta primitiva hacia Santiago, a pesar de que ha hecho diferentes trayectos en sus siete experiencias, el Camino Primitivo tiene una esencia especial para él. "Está menos masificado y te requiere muchos más esfuerzo físico. Cuando hice el Camino del Norte muchas veces hacía dos etapas porque no me gustaba llegar al albergue a la una de la tarde y no saber qué hacer. Otro de los placeres que te da el Camino es llegar, ducharte, cenar y dormir", asegura Javier García, que ayer hizo su primera noche en Grado y piensa arrancar ya hoy por la mañana a por el siguiente destino: Salas.

Algo tiene caminar hacia Santiago para que este joven de 37 años ya haya hecho el mismo trayecto siete veces, y asegura que ésta no va a ser la última. "Sé que volveré, es una experiencia que me da muchísimo", asegura el coruñés.

Menos kilos en la mochila, menos preocupaciones, menos velocidad en el paso y menos obsesión por llegar a la meta. Andaban sin buscarse pero sabiendo que andaban para encontrarse. Javier y el Camino. El Camino y Javier. Lo escribió Cortázar. Lo sabe Javier.

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