"Mayo del 68 fue un gran logro social, pero no político", sostiene Michel Pigmente, catedrático de la Universidad de la Sorbona de París. El suyo fue uno de los planteamientos más contundentes expuestos ayer durante el coloquio celebrado en la Universidad de Oviedo para reflexionar sobre las consecuencias de la cadena de protestas que se llevaron a cabo en Francia y, especialmente, en la capital parisina, durante los meses de mayo y junio de 1968, de las que ahora se cumplen cincuenta años. Mary Nash, catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Barcelona, remarcó que esas protestas francesas marcaron un antes y un después en la fórmula para expresar el descontento. "Hubo también políticas transgresoras como la crítica al sistema político y a la sociedad de consumo", aseguró Nash, quien recibió en su valoración el respaldo del 'maitre de conferences' en la Universidad de París, Fran Georgi, quien abundó en el cambio establecido en las luchas sociales a posteriori. "Pasaron a un modo más defensivo", manifestó el representante de la Universidad parisina.

Para Mary Nash, lo que alimentó mayo del 68 fue "un asco existencial hacia un sociedad que hablaba de libertades al tiempo que oprimía al pueblo". La iniciativa de los estudiantes y la defensa de "una contracultura humanista que defendía la supremacía de la persona" son los otros rasgos identificativos de esta etapa a juicio de la catedrática de la Universidad de Barcelona . Sí descartó Mary Nash cualquier conexión entre las revueltas del 68 y sus consecuencias en el movimiento feminista. "Ahí tengo que discrepar. En términos de ocupación de la calle y transgresión, ya en 1918 el movimiento sufragista británico ocupó las calles, tenía eslóganes, era contracultural", recalcó la catedrática, quien señaló que el legado del movimiento feminista es anterior a mayo del 68, si bien en los últimos años de la década de los sesenta se acrecentó.

Amnistía feminista

En España, la lucha de las féminas en aquello años se tradujo en un oposición al franquismo, una defensa en términos de "amnistía feminista" y de lucha "contra los cuerpos represivos". De esos encuentros de mujeres que comentaban sus experiencias de vida, se asentó una identidad feminista. "Se dieron cuenta que su situación de insatisfacción tenía un nombre: opresión contra las mujeres", manifestó Nash, quien sí reconoció que en las protestas de mayo del 68 hubo un reconocimiento expreso de la mujer como sujeto histórico. "Se convirtieron en actoras de la transformación social", aseveró.

Para Fran Georgi, la huella de aquellas protestas se mantiene en la Francia actual. El 'maitre de conferences' en la Universidad de París aseguró durante el debate que "el fantasma de mayo del 68 renace en los movimientos actuales que recuerdan a aquella revuelta obrera y sindical que buscaba la autogestión". Según Georgi, aquella cadena de protestas "logró abrir la puerta a una sociedad distinta; los años posteriores estuvieron muy afectados por lo logrado". El representante de la Universidad parisina abundó en la idea de que las huelgas y los cambios en el movimiento obrero dieron lugar a una "democratización de la lucha" y una búsqueda de mejores condiciones laborales, reivindicaciones que llegan hasta la actualidad.