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ALESSANDRA FAGGIAN | Vicerrectora del Instituto de Ciencias Gran Sasso, en L'Aquila (Italia) y economista experta en demografía

"Para empezar, en el problema demográfico, yo invertiría en atraer jóvenes formados"

"Una sociedad donde los mayores doblan a los niños no sería sostenible ni aunque todos los mayores fuesen ricos"

Alessandra Faggian, ayer, en el edificio histórico de la Universidad de Oviedo. LUCÍA TORRADO

En Italia, demográficamente, la periferia está en el centro. A lo largo de la cordillera de los Apeninos. Por lo demás, y a salvo de que también España tenga su propia periferia interior, Alessandra Faggian ha encontrado en su primera visita a Asturias un hilo invisible que conecta los problemas demográficos de su país con los de la España más castigada por el envejecimiento y la despoblación. Profesora de Economía Aplicada, vicerrectora del Instituto de Ciencias Gran Sasso, en la ciudad de L'Aquila que asoló el terremoto de 2009, y especialista en demografía y economía regional y urbana, participa hoy y mañana en Salas en los encuentros con expertos internacionales en Economía Regional. Promueve el Laboratorio de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Oviedo con el apoyo de la Fundación Valdés Salas dentro del proyecto de investigación europeo "Imajine", acróstico inglés de "mecanismos integradores para abordar la justicia espacial y las desigualdades territoriales en Europa".

- Asturias ha vuelto a las cifras de habitantes de los sesenta, el crecimiento natural de la población ya es negativo en Europa... ¿Qué nos está pasando?

-En aproximadamente el sesenta por ciento del territorio de Italia, en lo que llamamos zonas periféricas, tenemos exactamente los mismos problemas. Sucede en parte porque caminamos hacia una sociedad en la que mandan el conocimiento, la información y los servicios, y que encuentra esto en los grandes conglomerados urbanos, que tiende por eso a más urbanización, a más gente concentrada en áreas urbanas. Por defecto, las periferias pierden habitantes, especialmente a los más jóvenes y a los más brillantes.

- ¿Por qué se acelera ahora?

-Quizá ya estaba pasando, tal vez este movimiento hacia la sociedad del conocimiento ya estuviera en marcha, pero probablemente la crisis ha exacerbado el fenómeno, porque la crisis afectó a la parte más débil de la producción, a esa que suele estar localizada en las periferias. Ahí tenemos un efecto combinado, una megatendecia hacia la cultura urbana alentada por la crisis.

- Asturias tiene 210 habitantes de más de 65 años por cada cien menores de quince. ¿Una sociedad así es sostenible?

-Obviamente no. La gran palabra clave es envejecimiento, pero unas regiones envejecen más que otras. Por definición, la gente mayor es menos móvil, tiene un apego al territorio, una identidad, y tiende a quedarse aunque ese territorio se empobrezca. Es bien conocido que cuanto más joven se sea, más facilidad se tiene para emigrar. Por eso lo que pasa, una vez más, es que las zonas periféricas envejecen más. Y una sociedad así no sería sostenible ni siquiera aunque toda su población mayor fuese rica. Por diferentes razones, pero en primer lugar porque hace falta gente en edad de trabajar que pague impuestos para suministrar servicios a la comunidad. No conozco Asturias, pero en Italia esta estructura demográfica se da además en zonas de muy baja densidad de población y eso dificulta aun más la prestación de servicios. El coste sube. Si el envejecimiento es un problema per se, en las periferias es aún peor.

- ¿Hasta qué punto hemos calibrado, nosotros y nuestros gobiernos, la magnitud del problema?

-No puedo hablar de España, pero Italia es uno de los pocos países que tiene una política demográfica concienciada para ayudar a las zonas periféricas, una estrategia nacional en esta dirección que antes que nada cataloga las regiones identificando cuánto tardan sus habitantes en acceder a determinados servicios, sobre todo a escuelas, trenes y hospitales. A continuación, un equipo de personas se traslada a cada lugar y pregunta a los políticos locales cómo les pueden ayudar. Algunos piden explotar recursos turísticos, otros el patrimonio cultural? No es ni un enfoque de arriba abajo ni de abajo arriba, sino una combinación de ambos. También se les aconseja, se trata de encontrar la estrategia adecuada para cada región...

- ¿Funciona?

-Creo que sí. No para todas las regiones, porque depende mucho de las instituciones locales y si ahí no tienes lo que yo llamo un alcalde visionario hay un problema. Depende de que haya personas capaces, y además no todas las regiones son igual de periféricas ni tienen el mismo potencial económico? No todo el mundo lo ha apoyado, porque incluso si un gobierno está concienciado, estamos ante un problema de solución muy difícil y muy cara.

- No hay recetas infalibles, pero a lo mejor intuye qué más se puede hacer para empezar.

-Podría decirle mejor qué no deberíamos estar haciendo. Hubo en el pasado mucha inversión en infraestructuras, y eso está bien, pero muchas veces se ha invertido en exceso en este ámbito, necesitamos algo más. He trabajado mucho en la atracción de capital humano y si tuviera que elegir sólo un factor en el que gastar el dinero, uno para empezar, elegiría esto. Todo se resume en atraer gente joven y bien formada.

- ¿Mejor que las ayudas económicas directas a la maternidad?

-En Italia tuvimos también nuestro "baby bonus" y las tasas de fertilidad no subieron. No creo que sea perjudicial, yo probablemente lo apoyaría, sobre todo porque hay mucha gente por debajo del umbral de la pobreza, pero no nos ayuda con la educación, con el capital humano. Durante mucho tiempo he pensado que la política europea se ha centrado sólo en las ciudades. Habla de macrorregiones, pero lo que necesitamos es ir a lo más pequeño. En vez de diseñar grandes políticas para grandes regiones, políticas específicas para áreas más pequeñas

- ¿Qué haría usted?

-Invertir en atraer capital humano. Ahora atraemos inmigración de bajo nivel de conocimiento. Todo sería muy diferente si pudiéramos conseguir inmigrantes con mejores capacidades, o mejorar la formación de los que vienen. Es más inmediato, ellos ya están en edad de trabajar. Incrementar la fertilidad es buena idea, pero tendría un efecto más retardado.

- Asturias tiene un porcentaje de población extranjera que no llega al cuatro por ciento.

-Las zonas que más lo necesitan no lo consiguen por sus elevadas tasas de desempleo. El gran debate en Italia es precisamente éste de cómo atraer inmigrantes a las periferias, porque lograrlo equivale a resolver dos problemas a un tiempo, ellos se integran mejor y la región mejora su población. En Suecia, por ejemplo, tienen lo que llaman "políticas dispersas", que deliberadamente reparten a los inmigrantes por las zonas más rurales, incluso con casa gratis o empleo. Pero necesitamos cartografiar las competencias de los inmigrantes. Incluso en Suecia, más avanzada en este aspecto, los envían independientemente de si son ingenieros o limpiadores. Si previamente se traza un esquema de sus competencias sí se estarán resolviendo de verdad dos problemas a un tiempo.

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