Países como Polonia o Escocia, donde hay presencia de urogallos, han llevado a cabo una serie de actuaciones encaminadas a la recuperación de la especie que han logrado resultados mucho más optimistas que los conseguidos en Asturias. Se han importado aves de áreas vecinas donde la especie no se encuentra en peligro y se han llevado a cabo estudios concretos donde se han identificado los problemas que acechan a la conservación del urogallo. Tras estos estudios se retiraron vallados cinegéticos para mejorar el hábitat del ave, ya que se comprobó que muchos urogallos morían al colisionar con éstos. Además, se realizó un marcaje poco invasivo de todas las aves para poder llevar un control sobre ellas y su desarrollo, y se llevaron a cabo manejos para reducir la consanguinidad de la especie. Y es que los datos desvelan que el gallo de las praderas de Illinois (similar al urogallo) llegó a descender un 50% precisamente por esta circunstancia.