El catedrático emérito de la Universidad de Oviedo, Francisco Quirós Linares, falleció ayer en Oviedo a los 84 años de edad. Maestro de geógrafos, fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad Autónoma de Madrid en 2008. Destacado investigador, especialista en Historia de la Geografía y en estudios urbanos, Quirós fue a lo largo de su trayectoria académica un ejemplo de dedicación, sabiduría e integridad personal, según sus colaboradores más cercanos. Nacido en Zamora en 1933, se licenció en Filosofía y Letras en 1955 y ese mismo año comenzó a trabajar como profesor ayudante de Geografía en la Autónoma de Madrid, de la que llegaría a ser profesor adjunto.

Colaboró, asimismo, con el Instituto de Geografía Juan Sebastián Elcano, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), organismo que en 1965 le concedió el premio de investigación "Saavedra Fajardo" por su tesis doctoral. Además, con apenas 22 años, el profesor Quirós Linares ya había escrito sus primeros "Estudios Geográficos". A la Universidad de Oviedo se incorporó en el año 1970, tras unos años previos como catedrático en La Laguna (Tenerife).

Homenaje en Asturias

Su llegada supuso toda una revolución en los estudios geográficos en Asturias y convirtió a la institución académica en centro de referencia de investigación en su especialidad. Con motivo de su jubilación, en 2005, se reunieron en Oviedo muchos de sus discípulos, distribuidos por distintas universidades, par rendirle homenaje y agradecer su labor de tutorización.

Posteriormente, en la presentación del último volumen de la revista "Ería" del departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo, también se le tributó un merecido reconocimiento. El actual decano de la Facultad de Filosofía y Letras, José Antonio Gómez, que fue alumno suyo, recordó a Quirós como un maestro de maestros.

"Nunca he olvidado sus clases", aseguró el decano, quien, no obstante, reconocía que, al igual a sus compañeros de curso, le aterrorizaba pensar que Quirós clavara sus pupilas en él y le preguntara que dónde estaba el sinclinal de Villarcayo o la sierra de la Demanda. "Para mitigar tanta ignorancia me compré el mapa de España del Instituto Geográfico Nacional, que adornó las paredes de mi habitación durante años", subrayó. Imposible olvidar las lecciones del profesor Quirós.