En Barandón, donde sólo una de sus tres casas está habitada, ya se ha dejado sentir la presencia de las martas y garduñas trasladadas hasta esta zona por el Principado. Al menos es lo aseguran los vecinos. "Un día mataron allí nueve pitas; y al siguiente, siete". Lo afirma Fidel Rodríguez, de Castanedo, el pueblo inmediatamente anterior. También él ha sufrido estos ataques en su gallinero: "Perdimos seis, y un gallo en una misma noche, hace sólo unos días", relata.

Los lugareños muestran su "preocupación" ante el aumento de estos episodios después de la suelta en la zona de los depredadores, trasladados desde otros territorios para proteger al urogallo. Los cazadores locales también se oponen, así como el gobierno de Villayón, que ve la medida "con incredulidad y asombro".

"Garduñas y martas hay una barbaridad. No hacía falta que las trajesen, porque ya las hay a montones", dice, con sorna, Fidel Rodríguez, que asegura haberlas visto por las pistas y caminos cercanos al refugio de caza de Barandón. "Salen corriendo a plena luz del día cuando pasas con el quad". Este vecino, al igual que otros consultados por este periódico, muestra su oposición a la medida adoptada por el gobierno regional: "No es nada bueno para los que vivimos aquí. Tendremos más ataques, porque en el monte no se van a quedar; ellas tiran para donde haya de comer, que es en los pueblos", afirma.

En la misma línea se manifiestan los cazadores del coto de Villayón, colindante con el refugio en el que se han dejado sueltas las martas y garduñas. "No es un cercado del que no van a salir. Estos animales van a moverse, y entrar en los pueblos y en el acotado", advierte Goyo García, de Poxos, secretario de la Sociedad de Cazadores "La Codorniz". Este colectivo teme que especies como la perdiz se vean seriamente perjudicadas, sobre todo en las épocas de cría, y critica la forma de actuar de la administración. "No se nos ha consultado en ningún momento, y no tenemos información, si sabemos qué estudios se han hecho", valora, con cautela, García, que reclamará datos para poder "opinar de una manera formada".

Especies cinegéticas

En el vecino concejo de Allande, los cazadores ya han remitido una misiva al Principado, en la que vienen a coincidir con sus colegas de Villayón: "Estamos en contra de esas sueltas, que ponen en peligro la cría de especies cinegéticas de caza menor, en el coto que esta sociedad gestiona desde hace décadas", reza la carta de la asociación El Avellano, que puntualiza, además, que este terreno era "un cantadero de urogallo". Asombro e incredulidad, además de grandes dosis de indignación, es lo que se respira en referencia a este tema en el Consistorio de Villayón. La alcaldesa, Estefanía González (Partido Popular) se enteró a través de LA NUEVA ESPAÑA de estos traslados. "Nos hemos quedado asombrados con esta nueva medida. Al principio nos parecía imposible que fuese verdad, que lo estuviesen haciendo", manifiesta la regidora, que ve "menos temerario" soltar las martas y garduñas en una zona amplia, en varios puntos. "Pero no, las concentran todas aquí, en Villayón", dice, visiblemente indignada.

"Parece que nos quieren echar de aquí; donde ya apenas queda gente, dan el terreno para estos animales. Y los pocos que quedamos con alguna gallina, acabaremos sin ellas", lamenta la alcaldesa, que pone sobre la mesa otro posible riesgo, el del contagio de enfermedades, como la tuberculosis, al ganado vacuno, que podría afectar a las explotaciones ganaderas. "Se está señalando a Villayón, y yendo contra los vecinos de la zona rural", critica González, que pedirá información sobre la medida.