La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

MANUEL RIVAS | Escritor, presenta en Oviedo "Contra todo esto: un manifiesto rebelde"

"En España vivimos una aceleración histórica al pasar del Paleolítico al XIX, pero aún queda camino"

"Lo mejor que nos ha ocurrido desde la Transición es que las mujeres ocupen la mayor parte de las carteras ministeriales"

Manuel Rivas, ayer, en Oviedo. LUISMA MURIAS

El escritor Manuel Rivas reconoce sin tapujos que, como buen gallego, le gusta dar rodeos. Cierto. Es capaz de partir de lo universal para llegar a lo local. O de empezar a hablar de la Prehistoria y acabar analizando la política exterior de Donald Trump. Rivas (La Coruña, 1957) participó ayer en los Alcuentros de Primavera que organiza el Institutu Asturies 2030 en colaboración con la Universidad de Oviedo en el edificio histórico de la antigua Facultad de Derecho. Allí presentó su último libro, "Contra todo esto: un manifiesto rebelde", y conversó con Ángeles Caso sobre la actualidad.

- ¿Qué es "todo esto" contra lo que lucha usted en su libro?

-El libro sitúa al lector en un tiempo de retroceso que se contrapone a la idea de utopía. A la esperanza de un mayor bienestar y de una democracia más avanzada. Planteo una "contrautopía" basada, entre otras cosas, en el odio hacia el diferente y el inmigrante. Eso da lugar a una especie de estado mental que yo llamo modernismo reaccionario.

- ¿Está ambientado en la época actual?

-No. Está escrito desde las entrañas, no responde a un escrito político ni es doctrinal. Es uno de los textos más literarios que he hecho y necesitaba hacerlo. En ese momento estaba trabajando a la vez en una obra de ficción y acababa de publicar un libro de poemas. Quise expresar también la "guerra" existente contra la naturaleza y contra la mujer y que hay un tipo de política que necesita tener un enemigo. Eso está reflejado en el libro. De alguna manera me expreso sin miedo. Es un alegato contra todo aquello que nos amarga la vida.

- ¿Cree que el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez seguirá, como usted dice, amargándonos la vida?

-En España vivimos una aceleración histórica estos días al pasar del Paleolítico al siglo XIX, pero aún queda camino. En el libro hago un retrato de lo que significaba el marianismo y cito una frase que utilizó Rajoy inspirada en Pío Cabanillas: "Ahora lo urgente es esperar". Sin embargo, hablar ahora mismo de Mariano Rajoy es como hablar de un barco de papel que se llevó la corriente. Ante la crisis democrática, había una falsa salida que era el retroceso. Por ejemplo, es desacertado convertir las disidencias ideológicas o políticas en un asunto penal. Ahora por lo menos se disipa la bruma del Paleolítico y vemos una línea de horizonte, pero hasta ahí.

- Los problemas que afrontan las mujeres en el mundo aparecen de forma constante en su último libro. ¿Es usted feminista?

-Hay que serlo. Al año hay 100.000 feminicidios y hay casos de trata y subasta de mujeres delante de nuestras narices, además de una sobreexplotación femenina. Lo más revolucionario, positivo, sano y símbolo de vida que le ha pasado a esta sociedad está siendo el feminismo. La movilización del 8 de marzo fue una toma de conciencia que liberó y puso encima de la mesa la situación de la mujer. Si aceptamos una permanente injusticia como la que vive la mujer, la sociedad tiene un problema moral.

- ¿Qué le parecen los nuevos ministros?

-Lo mejor que nos ha ocurrido desde la Transición es que las mujeres ocupen la mayor parte de las carteras ministeriales. Significa un cambio en profundidad. A veces hay cambios que impactan por la imagen que proyectan, pero que en el fondo son superficiales y no tienen ni un centímetro de calado social.

- ¿Y qué le parecen el resto de ministerios?

-No me atrevo a juzgar aún a los nuevos cargos, lo importante son los hechos y no las caras de las fotos. El Ministerio que más escepticismo me genera es el de Interior, el de Grande-Marlaska. Debería meterle mano a la "ley mordaza" cuanto antes para acabar con la "desmocratización" y la falta de libertad.

- Demuestra pesimismo en su último libro y cierto optimismo en sus declaraciones. ¿Ve usted la botella medio llena o medio vacía?

-Hombre, no me considero apocalíptico, pero creo que España todavía está en un pozo del que poco a poco está saliendo. A lo largo de la historia los españoles hemos tenido una visión pesimista debido a la existencia de regímenes absolutistas e injusticias o al desarrollo de políticas inquisitoriales. Los periodos de libertad han sido cortos y éste es un pueblo que ama mucho la libertad. Quizá por eso España ha sido tan castigada siempre, porque ha tenido unas élites que desconfiaban del pueblo. Saben que es un pueblo que ama la libertad. Y ahora hay muchos ejemplos para ilustrar ese amor.

- ¿Cuáles son esos ejemplos?

-Ahora mismo tenemos un Gobierno con más mujeres que ningún otro en el mundo, las movilizaciones del 8 de marzo tuvieron una dimensión que no se vio en otros países, e incluso los pensionistas se movilizan. Todo eso contribuirá a que España se coloque en un lugar donde históricamente el pueblo siempre ha querido estar; en la vanguardia de la lucha por la democracia y el bienestar. Otro buen ejemplo es que, a diferencia de otros países, la xenofobia no ha prendido y se apuesta por el europeísmo.

- ¿Dónde ha prendido la xenofobia?

-Sin ir más lejos, en Italia tienen un ministro del Interior que les dice a los inmigrantes que preparen las maletas porque se les han acabado las vacaciones. Eso es terrible y genera miedo. Es una mancha de suciedad que se extiende por Europa. Por ejemplo, en Hungría califican a los inmigrantes de inundación. Y, bueno, si viajamos a Estados Unidos nos encontramos con que un tipo como Trump tiene el mundo en sus manos. Nada que añadir.

Compartir el artículo

stats