"En 17 años que llevamos aquí nunca habíamos visto nada igual". Es el mismo tiempo que la pareja compuesta por Estela Menéndez y Jesús Iglesias lleva construyendo su casa en la zona baja de Porceyo, junto al restaurante Marieva. En la madrugada de ayer el esfuerzo de cerca de dos décadas se vino abajo casi por completo en apenas unas horas: la tromba de agua anegó parte de la finca, inutilizó sus dos vehículos y dejó inservible un cobertizo en el que cocinaban y almacenaban los electrodomésticos nuevos para la casa, la misma que esperaban rematar este verano.

Ahora, toca esperar. Porque "nos hemos quedado muy tocados, no tenemos seguro y hemos perdido muchas cosas que acabábamos de pagar a plazos", indicaba ayer Estela Menéndez, la impotencia pintada en la cara mientras transportaba a su hija pequeña, Iris Iglesias, en botas de agua. Vadeando la piscina en la que se convirtió en unas horas su finca y ahogando de paso muchas de sus ilusiones. Un par de sus vecinos ni siquiera pudieron salir de casa, con sus propiedades anegadas de agua y a la espera de que el terreno absorbiera la riada.

"Vivimos de forma humilde, haciendo la casa nosotros como podemos, y todo lo que teníamos guardado para construir estos meses la cocina nueva se nos ha estropeado; ni electrodomésticos, ni despensa, ni muebles, ni el tractor para la finca ni los dos coches, que los necesitamos para ir a trabajar", clamaba ayer la mujer desesperada ante un panorama que "se podría haber evitado".

Porque los vecinos de esta zona llevan años advirtiendo del peligro que supone la creciente edificación en la zona, con varias naves que han taponado el desahogo natural de los cauces y con una acequia que resulta a todas luces insuficiente para evacuar el agua cuando cae en tromba. "Baja por el talud que nos ha dejado la carretera AS-II y cae a un regato que no limpia nadie, sólo cuando nosotros llamamos. Y eso sin contar que el tubo por el que sale el agua es muy pequeño", asiente Juan Carlos Fernández, con su casa a las puertas de la inundación.

Los vecinos se declaran "hartos" de dar la voz de alarma y no recibir a cambio ninguna ayuda. "En la EMA dicen que es cosa del Principado y en el Principado de la EMA, y aquí estamos, con el agua al cuello", resume gráficamente Jesús Iglesias. A ello se suma la desesperación de la mañana de ayer. "Llamamos al 112, a los Bomberos, a la Policía Local, a la Guardia Civil, a la EMA, y nadie nos soluciona nada, nadie parece tener ninguna responsabilidad", se quejan. Ahora, "solo queda esperar a que baje el agua, que parece que tardará, y rezar para que no llueva más".