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Hallan dos nuevas especies de esponjas marinas en el área protegida del Cachucho

El descubrimiento se enmarca en la campaña cantábrica de un proyecto internacional para garantizar la conservación de ecosistemas vulnerables

Equipo empleado para la clasificación de los organismos. IEO

La rica biodivesidad de las áreas marinas protegidas del Cachucho y el cañón de Avilés continúa revelando nuevas sorpresas. Investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO) vinculados al centro de Gijón han desvelado la presencia de dos nuevos tipos de esponjas hasta ahora desconocidas en el Cantábrico. El hallazgo, que fue presentado hace unos días en una cumbre científica en Montreal, se enmarca dentro del proyecto SponGES, financiado por la Unión Europea, que se centra en siete áreas del Atlántico Norte e implica a una veintena de socios europeos, estadounidenses y canadienses.

"Hasta ahora se había considerado como ecosistemas marinos vulnerables los corales de agua fría pero sospechábamos que las esponjas podían tener la misma importancia por el papel que juegan como sustrato de protección para otros animales", sostiene el director del Centro Oceanográfico de Gijón, Javier Cristobo, miembro del equipo asturiano de SponGES junto a los investigadores Pilar Ríos, Teo Patrocinio y la técnico de laboratorio Inés Fernández. En su caso han trabajado en la taxonomía de las nuevas especies, que consiste en la clasificación de los organismos, en detallar sus características.

En una campaña como la desarrollada en el Cantábrico han podido recoger más de un millas de ejemplares que ahora toca clasificar. "En taxonomía los resultados no son inmediatos", advierte Pilar Ríos. Concretar las características de una muestra puede llevarles dos años. Y las revistas en las que se publican los resultados no siempre tienen el mismo impacto que otros disciplinas científicas, se lamentan lo que repercute en el desarrollo de la carrera investigadora. En el Instituto Español de Oceanografía existe mucha tradición en el trabajo de identificación de los taxones, que es el que lleva en su fase final a ponerle el nombre científico a cada especie.

El planteamiento de los investigadores que participan de este proyecto internacional es llenar el vacío de conocimiento sobre los ecosistemas vulnerables de esponjas y proporcionará directrices para su conservación y la explotación sostenible. Durante cuatro años campos de esponjas profundos del Atlántico Norte serán mapeados y caracterizados, y se desarrollará un sistema de información geográfica para determinar los conductores del pasado y su distribución presente. Asimismo, en el marco de SponGES se desarrollará un plan de gestión que permite la conservación y el buen gobierno de estos recursos marinos a nivel regional e internacional.

Durante su estancia en Canadá, Javier Cristobo y Pilar Ríos colaboraron con sus colegas del Bedford Institute of Oceanography en Halifx, el mayor centro canadiense de investigación oceanográfica, para revisar la colección de esponjas de una zona conocida como "Orphan Knoll", situada en el entorno de la península del Labrador, que fue cerrado a la pesca a principios de 2017 y continuará hasta 2020. "Allí llamó la atención una especie que se vuelve a revelar como una especie nueva", coincidieron Cristobo y Ríos. Ello permitirá concretar su conviene o no tocar la zona, por su alto grado de biodiversidad. "En Canadá están estudiando el impacto de la pesca a 50 años y se han dado cuenta de la importancia de la estructuras tridimensionales que forman las esponjas en el océano profundo", continúa el director del oceanográfico de Gijón.

Las nuevas especies halladas en el Cantábrico se localizan a varios centenares de metros de profundidad. Se trata de pequeñas ciudades submarinas que sirven de abrigo a los peces, tanto para cubrir sus necesidades de alimentación como de reproducción pero que además albegan determinadas sustancias químicas que podrían convertirse en fármacos una vez se avance en su caracterización.

Al final del proyecto, que cuenta con un presupuesto de diez millones de euros, se habrá fortalecido la base de conocimientos sobre los ecosistemas terrestres de esponjas del Atlántico Norte mediante la investigación de su distribución, diversidad, biogeografía, función y dinámica. Igualmente se espera poder avanzar en la aplicación industrial desbloqueando el potencial biotecnológico de estos ecosistemas.

El consorcio del que participa el IEO representa una colaboración internacional e interdisciplinar de instituciones de investigación, organizaciones ambientales no gubernamentales e intergubernamentales, para trabajar en uno de los ecosistemas marinos más diversos, ecológica y biológicamente importantes y vulnerables de las profundidades marinas, que había recibido poca atención. Se pretende, además, comprender y predecir amenazas e impactos y futuros cambios en estos ecosistemas.

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