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Los discípulos americanos de Química

Alumnos de Iowa y Wisconsin completan su grado en Oviedo con un curso intensivo de laboratorio: "Es un programa excelente", afirman

El grupo de profesores asturianos y alumnos americanos, en uno de los laboratorios de la Facultad de Química. LUISMA MURIAS

La Ingeniería Química, una de las carreras de la Universidad de Oviedo que figuran en la élite de los estudios superiores españoles cuenta, desde 1999, con un apéndice americano. Ese año, coincidiendo con la primera promoción de los estudios, se inició un curso intensivo de laboratorio reconocido oficialmente como asignatura de grado ("undergraduate") en colaboración con las universidades de Wisconsin y Iowa-State. Durante cinco semanas, los alumnos deben realizar operaciones básicas de Ingeniería Química, siguiendo el modelo del grado de la Universidad asturiana, "con muchas prácticas", precisa la profesora Susana Luque.

Rafael Chávez, docente en la Universidad de Wisconsin, celebra la oportunidad que representa para sus alumnos. "Es una buena recompensa", detalla, "tanto para los profesores como para lo estudiantes", que se exponen cada día a siete horas de trabajo de laboratorio. Karen Haman, profesora en Iowa, alaba el esfuerzo de los 24 chavales desplazados este año: "Tienen que trabajar duro y ser muy constantes. Cada dos días deben presentar un informe". Lo sabe bien Sage Bladow, alumna de Wisconsin, quien pese a la intensidad del trabajo aplaude las buenas condiciones de los laboratorios de Oviedo. "Tienen mucha luz, allí trabajamos sin ventanas", explica antes de precisar que el sistema americano prioriza más el trabajo del día a día que los exámenes. Tim Murat alaba igualmente el buen estado de los laboratorios asturianos frente a estadounidenses. "Está todo más limpio", apunta. Y sus profesores coinciden en que el programa que ofrece la Universidad de Oviedo es "excelente".

Murat reconoce que hay que hacer mucha labor extra fuera del laboratorio "para escribir un buen informe, pero los experimentos no son demasiado complicados", subraya. A Sage Bladow le ha costado sacrificar algún fin de semana de fiesta, pero su compañero Tim Murat cree que la organización "es buena y estamos siempre acompañados de un instructor". De vuelta a EE UU, el joven se tomará unas semanas libres y luego se incorporará a un posgrado de Ingeniería Química en Berkeley.

El profesor José Coca fue quien inició el nexo, primero con Wisconsin y ahora con Iowa. Para la Facultad de Química de Oviedo este curso supone una oportunidad de acrecentar sus relaciones internacionales al tiempo que funcionar como polo de atracción para investigadores de otros países.

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