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JAVIER CRISTOBO | Biólogo y director del Centro Oceanográfico de Gijón | PILAR RÍOS | Investigadora en el Centro Oceanográfico de Gijón

Cristobo: "El océano en profundidad es un gran desconocido, lo estudiado es una parte pequeña"

Ríos: "Hay que publicar los resultados de la investigación; si la Ciencia no llega a la sociedad, no se sabe adónde va el dinero"

Cristobo: "El océano en profundidad es un gran desconocido, lo estudiado es una parte pequeña"

Tenemos muchísimas dificultades para gestionar la Ciencia, coinciden Javier Cristobo y Pilar Ríos, investigadores en el Centro Oceanográfico de Gijón y miembros de un consorcio internacional que trabaja para garantizar la conservación de ecosistemas marinos vulnerables. En el marco de ese proyecto acaban de descubrir dos nuevos tipos de especies de esponjas que viven en el área protegida de El Cachucho. "El océano en profundidad es un gran desconocido", sostiene Cristobo, director del Centro y biólogo experimentado en la especialidad de Ecología Bentónica. A su juicio, se ha estudiado "sólo una parte my pequeña". Para él no hay misión científica que más le entusiasme que la de la Antártida. Ya ha realizado varias campañas en el continente helado junto a otras personas del Instituto Español de Oceanografía en busca de pistas para luego dar datos a la industria farmacéutica sobre el potencial de determinados compuestos al objeto de fabricar medicamentos para enfermedades como el cáncer.

Pese a las oportunidades que han tenido en sus respectivas careras profesionales -Cristobo llegó para dirigir el Oceanográfico de Gijón en enero de 2009 y Pilar inició su vinculación con el centro de 2008, tras pasar por Vigo y Coruña trabajando en datos de pesquerías-, ambos coinciden en que la investigación en España ha ido cada vez burocratizándose más y los investigadores, en vez de estar dedicando su tiempo a la Ciencia, en muchas ocasiones se dedican más a hacer papeles que a la propia investigación. "Nosotros nos movemos buscando financiación incluso fuera de España", indica Cristobo. De hecho, en el consorcio internacional que les ha servido para localizar dos tipos nuevos de esponjas marinas en el Cantábrico, manejan un presupuesto global de 10 millones de euros. De ellos, 773.000 euros corresponden a las labores que realizarán desde el Oceanográfico de Gijón.

A Pilar Ríos le corresponde en ese proyecto, denominado "SponGES", realizar labores de taxonomía, la técnica que permite definir cada una de las muestras. "Existe mucha carencia de especialistas en este campo. Las universidades no están reponiendo los puestos de taxónomos. En el Instituto Español de Ocecanografía se comenzó a apostar por ello", detalla la investigadora. La ventaja de esta ciencia, continúa diciendo, es que permite determinar en qué zonas existe mayor biodiversidad.

Retorno de la I+D

Ríos y Cristobo colaboraron recientemente con sus colegas del Bedford Institute of Oceanography en Halifx, el mayor centro canadiense de investigación oceanográfica, para revisar su colección de esponjas. En Canadá también carecían de especialistas en taxonomía. Además del soporte a sus colegas, Pilar Ríos es, además, una gran defensora de la divulgación de los resultados de la investigación. "Hay que publicarlos, si la Ciencia no llega a la sociedad no se sabe adónde va el dinero que se emplea en ello y debe existir ese retorno", sostiene.

Pero en ocasiones se ven en la obligación de trabajar más en la administración de la Ciencia que en la propia práctica investigadora. Su participación en el proyecto "SponGES" les obliga a contratar a una persona durante los cuatro años de duración que tiene y han tardado 13 meses en gestionar el contrato. En otro proyecto de similares características, un compañero de Cristobo en el Museo de Historia Natural de Londres tardó 15 días en resolver un contrato semejante. ¿En qué falla la Ciencia española? No somos ágiles en gestionar los pocos recursos que tenemos y, en este caso, es dinero europeo, coinciden ambos. "Al final tenemos un dinero que no somos capaces de gestionar y eso hay que justificarlo todo", continúa el director del Oceanográfico. "Es triste, pero ocurre en todos los organismos públicos de investigación", afirma Cristobo. No ven explicación a que se demore un año la resolución de un contrato. "Al final lo haces porque lo llevas en los genes y porque los que estamos aquí amamos la profesión", agregan. Entre las trabas administrativas recuerdan que la demora en la justificación del gasto lleva aparejad la pérdida de la ayuda. "Pese a ser dinero europeo, tenemos que decir en qué lo gastamos", aseguran.

El ministro Pedro Duque

Cristobo, que ha participado en expediciones científicas en la Antártida, África y Patagonia y ha realizado más de un centenar comunicaciones en congresos nacionales e internacionales y es buceador profesional y deportivo, se encuentra como su compañera Pilar Ríos "muy ilusionado" con el nuevo ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, el astronauta Pedro Duque. Ambos celebran que su interlocutor en Moncloa sea ahora "una persona con peso en el Gobierno" pues hasta hora la investigación estaba diseminada entre los ministerios de Economía y Educación, en el caso de que existiera alguna vinculación universitaria.

La dureza de las campañas a bordo de lo buques oceanográficos para recabar centenares de muestras que servirán luego para extender en el trabajo durante varios meses en el laboratorio, se compensa con la oportunidad de trabajar en "proyectos competitivos, muy exigentes" en los que solo la consecución de la ayuda representa ya todo un éxito. Insisten en que el problema del centro de Gijón no es económico sino las trabas administrativas que se les imponen en los proyectos. "Lo bueno es que ahora tenemos con quien contar", concluye Ríos sobre el nuevo ministro de Ciencia.

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