Hoy se conocerá presumiblemente el resultado del examen forense practicado en la mañana de ayer a José Ángel Fernández Villa en la clínica de los Juzgados. La incertidumbre es máxima sobre el resultado de esta prueba, que puede decidir, junto al informe de los neurólogos, si se sigue la causa contra el ex secretario general del SOMA por apropiarse de 430.000 euros del sindicato. Algunos de los letrados implicados en este proceso no las tienen todas consigo.

Villa acudió poco después del mediodía a la clínica forense de los Juzgados de Oviedo. Del brazo de su esposa, María Jesús Iglesias, y su procuradora, Laura Fernández-Mijares, Villa exhibió un aspecto más deteriorado que en otras ocasiones. Enfundado en unas gafas de sol que impedían verle los ojos, llegó en un taxi a la calle Concepción Arenal (antigua Comandante Caballero), donde se encuentran los Juzgados, y le costó subir el bordillo. La pequeña caminata hasta el edificio de la Audiencia la realizó con pasos cortos y lentos, sin pronunciar palabra. Daba la imagen de un hombre vencido de por la edad y la enfermedad, en su caso la demencia y una nueva patología que su abogada defensora, Ana García Boto, ha comunicado recientemente al tribunal, con la advertencia de que no debe hacerse pública. No salió una sola palabra de sus labios, ni tampoco de sus acompañantes. Boto, que le esperaba en la clínica forense, tampoco quiso hacer ningún comentario.

La opinión forense

El examen duró una hora y media escasa. Estaban asignadas para realizarlo las forenses Antonia Fernández, directora del Instituto de Medicina Legal, y Rosario Morant. Según fuentes cercanas al caso, Villa no habría sido examinado por la forense Elsita Fernández, tal como había solicitado la defensa del exsindicalista ante la sección tercera de la Audiencia, que le juzgará a partir del miércoles durante seis jornadas.

La opinión de esta forense parece ser crucial para la defensa de Villa, puesto que fue la que elaboró el informe de enero de 2016 que desaconsejaba su comparecencia ante la jueza Simonet Quelle Coto, instructora de la querella del SOMA, en atención al deterioro cognitivo que sufría. Antonia Fernández y Rosario Morant realizaron un informe el pasado marzo en el que sí señalaban que Villa estaba en condiciones de soportar un juicio. En esta línea está también el neurólogo Alfredo Robles Bayón, aunque la defensa cuenta con el dictamen de otros facultativos que indican lo contrario. La patata caliente está en manos de los miembros del tribunal.