Un militante o simpatizante de IU que venga a vivir a Asturias desde cualquier otro lugar de España se asombraría en muy poco tiempo con la cobertura mediática y las posiciones públicas y privadas de la dirección de IU de Asturias y de muchas organizaciones locales en franca contradicción con la realidad del resto del estado español.

La crisis económica, unida a la constatación de una corrupción generalizada vinculada a la privatización de los servicios públicos y el desarrollo del ladrillo, ha supuesto la ruptura con el régimen de alternancia de PP-PSOE de un amplio sector de la sociedad. IU ha fracasado históricamente en su intento de transformar la sociedad alterando el sistema económico en beneficio de la clase obrera y las capas populares, quedando relegada a una posición muy minoritaria sin opciones reales de disputar el poder a PSOE y PP, con alguna salvedad municipal. Sin embargo debido a nuestra propia incapacidad para renovarnos no hemos sabido aprovechar esa situación, que ha generado nuevos actores, Podemos en el ámbito de la izquierda, y el invento del IBEX 35 para controlar la situación, Ciudadanos, que objetivamente está a la derecha del PP en política económica.

Ante esta realidad, aunque tarde, se ha producido una renovación de IU a nivel estatal, con la incorporación de una nueva generación de la mano de Alberto Garzón, y un planteamiento de ruptura con el sistema vigente, y confluencia con otras fuerzas políticas y sociales, entre ellas Podemos, para constituir un Bloque de Izquierda capaz de alterar el sistema económico español en beneficio de la mayoría social. Un objetivo que es evidente que IU no puede conseguir por sí sola.

El PSOE y PP se diferencian en algunos temas sociales pero la política económica es común, impulso de la especulación urbanística, reformas fiscales a favor de las rentas del capital, reformas laborales y de pensiones siempre recortando derechos a petición de la patronal. No está claro que tampoco el gobierno de Pedro Sánchez vaya a cambiar gran cosa en estos temas.

Este planteamiento es casi el contrario de lo que se da en Asturias donde contamos con una organización con una presencia institucional relativamente fuerte, suficiente para mantener un aparato de liberados, habituados a pactos con el PSOE a nivel regional y en distintos ayuntamientos a cambio de distintas prebendas, y el máximo exponente de la vieja IU, Gaspar Llamazares, jugando a la vez a tener una papel en la política nacional a través de su nuevo partido Actúa, y el viejo Izquierda Abierta, y a portavoz de IU en la Junta del Principado.

El último proceso asambleario en Asturias dejó una organización dividida con un Coordinador elegido con los votos del sector partidario de las tesis federales, pero en minoría en órganos, y que rápidamente jugó a navegar entre los distintos sectores buscando apoyos, no representando en ningún momento las tesis de quienes le votaron. Una dirección muy débil que dejó efectivamente el altavoz público en manos del Grupo de la Junta que fue definiendo la política en el sentido preferido por Izquierda Abierta, una IU que en lugar de estar a la izquierda de Podemos como en el ámbito nacional, juega a estar en medio del PSOE y Podemos, buscando acuerdos con el PSOE hasta cuando pacta presupuestos con el PP reduciendo el impuesto de Sucesiones.

A ello se une que Podemos en Asturias no es precisamente Podemos de Andalucía. En particular Emilio León y Gaspar Llamazares están encantados de haberse conocido el uno al otro. Podemos en la Junta ha reforzado las posiciones de los sectores anticonfluencia de IU con un discurso transversal en ocasiones, claramente en materia fiscal, metiendo a Ciudadanos en negociaciones presupuestarias y ninguneando la posibilidad de estrategias conjuntas de negociación con IU previas a las discusiones en el Parlamento. A ello se unen malas relaciones en algunas localidades con situaciones tan irracionales como las denuncias de Mieres.

Junto a ello hay una estrategia de demonización de Podemos en los medios de comunicación nacionales, ayudada por sus errores, que en los medios asturianos se ha manifestado visceralmente apelando a las esencias y bondades de IU, y sus inmejorables perspectivas electorales, con la evidente preocupación por impedir que acuerdos de todas las fuerzas de izquierda pusieran en peligro el status quo.

La última carga de este proceso ha sido utilizar la personalidad jurídica de la federación de Asturias de IU para postular una organización independiente y soberana de IU España, en la mente de algunos una especie de Foro de izquierdas, con el boicot, finalmente abortado en parte, del referéndum estatal de confluencia del 17 de junio, y la total inactividad respecto a la Asamblea Federal de Armonización de Estatutos del 14 de julio, con un peligroso juego que amenaza ruptura.

Un paso más en esta línea es el referéndum regional convocado para el jueves 27 de junio con la pregunta de confluir con podemos: si o no. Un referéndum absurdo teniendo en cuenta que se vota sobre la nada, no hay ningún tipo de acuerdo con Podemos de programa, proyecto político, listas, etc., de hecho no ha habido ni negociaciones. En la práctica el voto no que defiende la dirección supone votar que odiamos a Podemos no importa la circunstancia, y votar sí sería un acto de fe sin nada que lo sustente por abajo. Entre los medios de comunicación y sectores de la organización se ha llegado a tal histeria que algunas organizaciones de localidades pequeñas donde Podemos ni existe ni se le espera, son las más virulentas al respecto.

La situación de Asturias es insostenible y aboca a la elección de Adrián Barbón como presidente del Principado, y alcaldes del PSOE en municipios como Laviana, San Martín del Rey Aurelio, etc., sin que ni tan siquiera se llegue a plantear un proyecto para disputarlas desde la izquierda. Una pérdida completa que impide construir una alternativa general desde la izquierda en Asturias que no debe perdurar en el tiempo.