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La guía secreta de Asturias

El lujo de sentarse frente al mar

Desde hace unos días Oviñana, en Cudillero, cuenta con una nueva ruta por los acantilados en los que los vecinos han colocado estratégicamente cuatro bancos

Uno de los bancos instalados en la zona de acantilados, entre el pueblo de Oviñana y el faro de Cabo Vidío, en Cudillero. ANA PAZ PAREDES

Los amantes de un lugar con tanto encanto como es Oviñana y el Cabo Vidío, en el concejo de Cudillero, se han visto sorprendidos en estos días con un maravilloso paseo por la zona de los acantilados donde, estratégicamente, se han colocado cuatro bancos. A través de caminos de tierra y senderos que se han abierto, pues ya existían, ahora es posible descubrir al mismo tiempo la belleza de sus playas agrestes y pedregosas donde el agua azul, al sol del verano, brilla como nunca.

Poco menos de dos kilómetros separan esta nueva ruta que discurre entre el mirador del Sablón y el faro. Éstos se han realizado siempre también en coche por una carretera que desde hace tiempo está necesitada de arreglo. El Cabo Vidío cuenta con una de las mejores vistas de la costa occidental. Incluso con tiempo claro puede verse, al fondo del todo y en la lejanía, su límite con la vecina Galicia. Son muchos los que creen que este lugar tiene algo especial y que va más allá de la sorpresa de recibir de golpe tanta belleza en la mirada. Y sin duda lo tiene porque, cuando se contempla el mundo, el horizonte, el mar y la tierra desde allí, no sólo no se olvida nunca, es que se vuelve varias veces más.

Y si todo ello podía ser mejor, ahora lo es y es gracias al trabajo, al amor y al tesón de los vecinos de Oviñana, que, contando con la colaboración del Ayuntamiento de Cudillero y la Asociación de Turismo, habilitaron y limpiaron caminos; unos vecinos que aportaron su mano de obra y también material para hacer realidad una ruta que es un auténtico lujo para los sentidos pues, además de todo esto, también fueron ellos quienes colocaron estratégicamente cuatro bancos a lo largo de los acantilados para disfrute de propios y turistas. Eso sí, debe tenerse en cuenta que la ruta hay que hacerla cuando no haya viento fuerte pues, en este caso y como es de suponer, resulta arriesgado ya que no existe ningún tipo de protección de cierre.

Si mirar el mar desde este lugar ha sido siempre uno de los mejores ejercicios para el espíritu de los que aman la naturaleza, desde hace unos días y gracias a los vecinos de Oviñana las vistas siguen siendo igual de hermosas pero ahora desde un poco más cerca y sentados en cuatro bancos en primera fila. Una ruta que es una gozada y una maravilla como ha sido siempre este rincón de Asturias. Eso sí. No irse sin sentarse también en el que fue el primer banco de madera de la zona. El más sencillo y que se apoya sobre la pared del faro, justo debajo de una pintada dedicada a una tal Ana. Ese banquín sigue siendo un lujazo para el alma.

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