Demoras, sobrecostes, falta de planificación en las líneas, conexiones ineficaces y proyectos caros donde no se sustenta la relación coste-beneficio. Estas son, en suma, las conclusiones del Tribunal de Cuentas Europeo, en su análisis sobre las líneas de alta velocidad en el ámbito comunitario. "Se ha construido un mosaico ineficiente de líneas nacionales mal conectadas", afirma Oskar Herics, miembro del Tribunal de Cuentas Europeo y responsable del informe. El resultado, insisten los auditores, son sobrecostes, retrasos, trenes lentos y falta de pasajeros, según se detalla el documento.

Para los responsables del órgano comunitario, la decisión sobre estos proyectos se fundamenta en cuestiones de orden político y "no se recurre al análisis coste-beneficio para una toma de decisiones rentable". Asimismo recuerdan que en muchos casos los trenes circulan a velocidades medias muy inferiores a las que fueron concebidos. E indican los auditores europeos que los retrasos y los sobrecostes "se convirtieron en la norma en lugar de la excepción", corriendo de cuenta de los presupuestos nacionales. No en vano, cinco de las diez líneas examinadas por la UE experimentaron retrasos de más una década y el sobrecoste total ascendió a 25.100 millones de euros.

Los auditores recomiendan que para que una línea tenga éxito requiere de un mínimo de 9 millones de pasajeros al año. De lo contrario, "existe un riesgo elevado de gasto ineficaz", precisan desde el Tribunal de Cuentas Europeo. España ha invertido en los últimos años mucho dinero en infraestructuras de tren de alta velocidad (AVE) y posee ya la segunda red más grande del mundo, sólo superada por China. Entre el año 2000 y 2017, nuestro país ha sido el principal beneficiario de subvenciones de la UE para la alta velocidad: un total de 11.200 millones de euros, el 26% del coste de la red española. Pero este esfuerzo no se ha traducido en unas conexiones eficaces dentro de la Península Ibérica y con el resto de Europa.

Proyectos prioritarios

Por todos estos motivos, los auditores recomiendan llevar a cabo "una planificación realista a la largo plazo" de las líneas de alta velocidad, así como acordar con los estados miembros los tramos estratégicos que deben ejecutarse en primer lugar , señalando "proyectos prioritarios reservados" a los que vincular las ayudas. Igualmente se insta a mejorar las operaciones ferroviarias de alta velocidad para los pasajeros, por ejemplo, mediante billetes electrónicos y la simplificación de los cánones de acceso a las vías. Como modelos se señala a Italia y, en cierta medida, a Austria, donde los servicios son más frecuentes y de mayor calidad que en el resto de la Unión Europa mientras que los precios de los billetes son más bajos.