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Carrascales De Castro

El Somiedo siempre verde

Densas manchas de carrasca, con mezcla de quejigo, se extienden entre la aldea de Castro y el angosto desfiladero de La Malva

El Somiedo siempre verde

La Ruta de Castro (PR.AS-13), un itinerario lineal de cuatro kilómetros entre la aldea de Castro y el área recreativa de La Malva -junto a la central hidroeléctrica homónima-, permite acercarse a la faz más mediterránea del Parque Natural de Somiedo, caracterizada por la predominancia de la carrasca en la cubierta forestal, mezclada localmente con quejigo (del que ya se ha hablado en esta serie) y sucedida en los fondos de valle y en las estaciones más umbrías por el arbolado caducifolio que identifica la región Atlántica ibérica. Los carrascales se aferran a reductos microclimáticos, pero estos no son escasos en Asturias, de manera que la carrasca es un árbol común allí donde aparecen: desfiladeros, hoces, paredes y cerros calcáreos. Precisamente, la ruta de Castro ilustra bien esa disposición y la sucesión al bosque atlántico hacia los fondos de valle (bosques frescos y alisedas) y hacia las crestas, y muestra, igualmente, los diferentes grados de intervención de estos ambientes, de modo que los densos e impenetrables carrascales contrastan con los bosques mixtos y los hayedos clareados y parcialmente reemplazados junto a los pueblos por frutales y tierras de cultivo. Las zonas donde las carrascas han desaparecido están ocupadas por comunidades de matorral compuestas por la aulaga "Genista occidentalis", el brezo "Erica vagans" y la carrasquilla azul ("Lithodora diffusa"). Gleras y pedrizas completan el mosaico paisajístico.

Somiedo posee 448 hectáreas de carrascales, según datos del Principado, lo que representa un 2 por ciento de la cubierta forestal del parque natural (que suma casi 7.000 hectáreas, el 23 por ciento de la superficie del espacio protegido) y hace de ellos el quinto tipo de bosque mejor representado, por detrás del hayedo dominante, las dos formaciones de roble albar (una con mezcla de abedul y otra, de fresno) y los abedulares orocantábricos altimontanos. El mapa de vegetación de Somiedo muestra claramente cómo los carrascales se ajustan al valle del río Somiedo, eje del concejo de Norte a Sur.

Bellotas y osos

La frondosidad y la abrupta orografía de los carrascales atraen a la fauna más recelosa de la presencia y la cercanía del ser humano, aunque no solo a esas especies. Y, en otoño, las bellotas constituyen un poderoso atractivo para osos y jabalíes, que dependen en gran medida de los frutos secos de temporada para afrontar en buena condición física el invierno (y, en el caso del plantígrado, la hibernación), así como la siguiente temporada reproductora. Además, por su situación en pasos angostos de montaña, sobre estos bosques vuelan regularmente las grandes rapaces: águila real y buitre leonado, principalmente, que aprovechan la formación de columnas de aire caliente para ascender sin esfuerzo, junto con otras de menor envergadura, como el alimoche común y la culebrera europea.

Centaura de Somiedo

Desvinculadas de los carrascales de Castro, pero vecinas cercanas de los mismos, en los taludes y paredes húmedos y rezumantes de La Malva se desarrollan poblaciones de centaura de Somiedo, una pequeña hierba perenne endémica del sector centro-occidental de la cordillera Cantábrica, donde aparece exclusivamente en los concejos asturianos de Somiedo y Belmonte de Miranda, y en el leonés de Babia. Parte de sus poblaciones se localiza en zonas altas, hasta 1.600 metros, en turberas, pero otras aparecen en las zonas bajas, en márgenes de caminos y carreteras, una situación que las expone al impacto de las obras viarias, que, de hecho, han destruido algunos núcleos en el concejo de Somiedo.

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