Los vecinos de Ballota, localidad ubicada en la rasa costera del concejo de Cudillero, aún no terminan de creerse el hecho del que fueron testigos directos en la tarde de ayer. Sobre las dos y media, un tornado hizo irrumpió en el pueblo dañando de gravedad una nave industrial destinada al almacenamiento de materiales de construcción, así como un hórreo, el tendido eléctrico y un buen número de árboles, que quedaron tumbados sobre las huertas y jardines. Algunas viviendas resultaro afectadas aunque en menor medida. Los testigos afirman haber visto pedazos de uralita volando a decenas de metros sobre sus cabezas; los mismos fragmentos que terminaron diseminados por caminos y fincas. Afortunadamente, no hubo que lamentar daños personales tras el paso de este extraño fenómeno meteorológico.

Los vecinos relatan cómo, cuando muchos estaban comiendo, escucharon "algo raro" y salieron al exterior o miraron a través de la ventana. "Era un tornado, como los que se ven en las películas. Había trozos de tejado volando por allí arriba; nunca vimos algo igual aquí", explicaba, horas después, un testigo directo. La furia de este fenómeno se concentró en una zona concreta del pueblo, en un radio de unos cientos de metros. Árboles totalmente arrancados, postes de la luz por el suelo y puertas y verjas arrancadas fueron algunos de sus efectos.

Sin embargo, la peor parte se la llevó una nave propiedad de una empresa de construcción, destinada al almacenamiento de maquinaria y material, donde el viento se llevó buena parte de dos fachadas, y también de la cubierta. "No pudimos hacer nada por evitarlo, y menos mal que no enganchó a nadie. También salvamos con los coches, que no estaban aparcados allí", explicó Germán Arias, miembro de la familia propietaria del inmueble.

"Si esto pilla a alguien por aquí, tenemos una desgracia seguro"

En el jardín de una casa que acaba de heredar, Mercedes Suárez lamentaba ayer la pérdida de varios árboles. Ella y su hijo José Félix Pérez residen en Luarca, y fueron avisados por teléfono de lo sucedido. "Nos llamaron, pero lo primero que nos dijeron fue que estuviésemos tranquilos, que la casa estaba bien. Es una lástima lo de los árboles, y cómo quedó todo", señaló Suárez. Su hijo quedó "asustado" de cómo los pedazos de uralita se clavaron en el suelo: "Menos mal que en ese momento no había nadie por aquí, porque si lo pilla, hay una desgracia seguro", explicó.

Hasta el lugar se desplazaron efectivos de Bomberos, Guardia Civil y la empresa de mantenimiento de la red eléctrica, que trabajaron durante la tarde para restablecer el servicio. Varios postes y farolas tendrán que ser repuestos en los próximos días.

Los más de 34 litros por metro cuadrado registrados en Taramundi eran ayer a última hora de la tarde la mayor precipitación del país. Tras Taramundi, el "podio" de precipitaciones era todo asturiano, con Villayón (casi 30 litros) y Tineo, que rebasó los 27.

La inestabilidad se centró especialmente en Asturias. Leitariegos tuvo la sexta temperatura mínima de España, con 8,5 grados, y el Cabo Peñas sufrió la cuarto mayor racha de viento de toda la jornada, con 77 kilómetros por hora