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La guía secreta de Asturias

El bosque encantado de Coviella

El pueblo de Cangas de Onís cuenta con rincones que invitan a perderse por su paisaje singular, donde también cobra importancia el río Sella

Escudo de los González de Argandona y Valle en la fachada del palacio de los Faes, en Coviella. ANA PAZ PAREDES

Muchas veces, cuando se viaja por carreteras a las que se asoman pueblos tentadores, nos quedamos con las ganas de acercarnos hasta ellos para convertirlos, definitivamente, en el destino final del viaje. Eso sucede con Coviella, en Cangas de Onís, que se extiende a lo largo de varios barrios tras esos árboles que, desde la carretera que lleva a la capital del concejo, esconden como si fuera un tesoro este rincón de Asturias donde la vida transcurre plácida y envidiable. También comparte vida Coviella con el río Sella. De hecho es de la orilla más próxima a esta localidad de donde parten las embarcaciones en el célebre Descenso del Sella entre Arriondas y Ribadesella, una fiesta de interés turístico internacional que cada primer sábado de agosto traspasa fronteras y que es cita obligada dentro del calendario festivo del verano asturiano.

El pueblo de Coviella es un pueblo guapo, con casi todas sus casas rehabilitadas o de nueva construcción. Se reparten por los barrios de El Foru, La Llosa, El Cuetu, Foyu, Bustiellu y La Granxina. Resulta un placer pasear por sus caleyas, detenerse en su centro social, donde se ofrecen todo tipo de bebidas, pincheo y buen trato en su bar. Importante saber es que Coviella se ha convertido en un pueblo cada vez con más habitantes, al contrario de lo que pasa en otras zonas rurales.

Cerca del local está el comienzo de una ruta que lleva hasta un bosque por el que pasear es un lujo para el espíritu. Como aún no está señalizada, hay que preguntar sobre ella en el centro social. El camino es circular, de unos ocho kilómetros, y transcurre por el bosque de Lloriana rodeando el monte Faes hasta subir al Picu La Cerica. El sendero fue limpiado y recuperado por los miembros de la Asociación de Vecinos de Coviella, que esperan señalizar toda la ruta en unos meses. El bosque es precioso, lleno de paz y belleza, donde lo único que se escucha son los pájaros, el aire pasando entre las ramas y nuestros pasos sonando en el camino. También hay dos riegas: la de La Tinta y El Peñadoiru. La ruta también se puede hacer en bicicleta de montaña.

Uno de sus edificios emblemáticos es el palacio de los Faes, del siglo XVIII, construido a partir de una torre medieval y que tuvo varias reformas desde el Renacimiento y el Barroco hasta hoy. En la fachada se encuentra el escudo de los González de Argandona y Valle. También cuenta con una capilla donde, entre otras, se guarda la imagen de San Ramón, patrono del pueblo. En ella está enterrada una de las hermanas de Jovellanos, Josefa Jacinta.

En cuanto al río, el presidente de la asociación vecinal, Juan Pablo Meana, recuerda que una de las mejores pozas para bañarse en verano, frente al pueblo y en el Sella, es "El Barreño", algo a recordar cuando aprieta el calor.

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