Lo advierten los expertos y la realidad les da la razón. El caso de la Felguera es muy similar al que tuvo lugar el pasado 22 de junio en Gijón, cuando un matrimonio octogenario decidió poner fin a su vida de una forma parecida: el hombre mató a la mujer y después se suicidó. El matrimonio llevaba junto toda la vida y al parecer no soportaba la idea de, en un momento dado, tener que seguir adelante el uno sin el otro: de ahí la drástica decisión y dejar varias notas explicativas a la familia. Los hechos tuvieron lugar en un domicilio situado en la calle Felicidad, en Ceares. Los familiares del matrimonio se preocuparon al no tener noticias suyas durante unos días; tampoco contestaban al teléfono. Cuando llegaron, se encontraron con una escena dantesca: la mujer sentada en una silla con un tiro en la sien y el hombre, a sus pies, en el suelo, con otro disparo en la cabeza. Enseguida se supo que la muerte había sido pactada, habida cuenta de que habían dejado varias cartas dirigidas a sus sobrinos. La autopsia confirmó posteriormente que la pareja pactó suicidarse: él le disparó a ella y después se quitó la vida con la misma arma, una pistola casera formada por tubos de acero y empuñadura de madera. Y como viene a confirmar el caso de La Felguera, no se trata de algo aislado. Más bien al contrario: cada vez será más frecuente encontrar este tipo de "soluciones extremas", como advierten sociólogos, psicólogos y psiquiatras.