Cudillero acogió esta mañana la trigésimo novena edición de sus distinciones Amuravela de Oro, que se entregan para poner el valor el trabajo de algún colectivo o persona en favor de Asturias y de Cudillero. Y una de las tres distinciones entregadas se quedó en el concejo, algo que emocionó a Juan Luis Álvarez del Busto, presidente de la Asociación Amigos de Cudillero, impulsora de esta distinción que ya se ha ganado una repercusión internacional.

La científica y presidenta del Centro de Investigaciones Científicas (CSIC), Rosa Menéndez, natural de la localidad de Corollos, en el concejo de Cudillero, recibió emocionada la máxima distinción de sus paisanos, que además ayer anunciaron que se le va a nombra hija predilecta del concejo. "Este es un reconocimiento a nivel profesional pero también lo es a nivel personas, ya que estoy rodeada de familia, amigos y gente que hace muchos años que no veo. Tiene un valor sentimental incalculable", explicó la científica que es la primera mujer que alcanza la presidencia del CSIC. "Yo siempre he dicho que nunca me he sentido discriminada, pero eso no quiere decir que no ocurra, falta más apoyo y más formación en las generaciones jóvenes, para que las niñas desarrollen el gusto por la carrera científica".

Además, también recibieron la Amuravela de Oro, el centro Asturiano en México, que este pasado mes de febrero cumplió cien años. Manuel Arias Díaz, presidente del centro asturiano de México fue el encargado de recibir la distinción. Hombre de pocas palabras, se mostró agradecido con que su tierra se acuerde de "los que tuvimos que emigrar". Él, natural de Teverga, reconoce que lleva tanto tiempo instalado en México que "casi no echo de menos nada, pero cuando vengo a Asturias lo disfruto todo". Y esta mañana fue un día de esos en los que su sonrisa volvió a lucir, en representación de todos los emigrantes.

La tercera Amuravela de Oro fue entregada al doctor Juan Baladrón Romero, director de los cursos MIR de la universidad de Oviedo y que fue presentado por el oftalmólogo Tomás Villacampa, que hizo un repaso de la "tremenda importancia" que ha tenido para Oviedo que se pusiesen en marcha estos cursos específicos, que ayudaron a guiar a los estudiantes desde el término de sus estudios hasta entrar en el hospital para comenzar con sus cinco años de residencia y especialidad médica.

El acto, que estuvo acompañado de gaitas que sonaron tanto para el comienzo como el cierre del acto, recordó, una vez, y ya van treinta y nueva años, la importancia que para Cudillero tiene otorgar una insignia como esta, y aunque Del Busto reconoce que "ya estoy un poco cansado", no piensa dejar de luchar por este premio hasta que "las nuevas generaciones tomen el testigo".