La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El tortuoso camino para traer a Honorina a casa

La familia de la mendiga que fue confundida en Argentina con la madre del cantante Luis Miguel critica las trabas para repatriarla: "Esto va muy lento"

Dos imágenes de Honorina Montes: en la actualidad y antes de su desaparición. INFAMA / R. DE IRMA COLLÍN

"Esto va para largo". Los familiares de Honorina Montes, "Nori", una mujer natural de Bimenes de 58 años, desaparecida hace 35 y a la que confundieron en Argentina con la también desaparecida madre del cantante Luis Miguel, quieren traerla "cuanto antes" de vuelta a Asturias, pero hasta ahora sólo han encontrado trabas e impedimentos. Saben que Honorina está ingresada en una clínica privada de Buenos Aires, en un centro psiquiátrico. Y poco más. En los próximos días los familiares de la mujer tienen previsto hablar con el alcalde de Bimenes, Aitor García, para ver si Asuntos Sociales les echa una mano para traerla a casa.

En Bimenes vive la madre de Honorina, octogenaria y con problemas de salud, lo que impide a su otro hijo, Rubén, que cuida de ella, viajar a Argentina. Así que todos los trámites para repatriar a Honorina deben hacerse a distancia. Y la burocracia parece a veces insalvable.

"La traeremos cuando se pueda, pero esto va muy lento", comentaba ayer un familiar. No será fácil traerla, porque primero un juez debe declararla incapaz -sufre una enfermedad mental desde los 18 años- y posteriormente los familiares tendrán que demostrar que lo son, hacerse con su tutela y conseguir el permiso, seguramente de nuevo con intervención judicial, para traerla a Asturias.

El hermano de Honorina y sus primos mantienen a la madre, Dolores García Campal, "Lola", ajena a todo para evitarle un disgusto. Ni siquiera sabe que su hija ha aparecido después de tantos años. Está delicada de salud. Hace unos meses la operaron de cataratas y "no puede leer los periódicos", señaló un familiar. Así que el único cuidado ha de ser mantenerla alejada de las radios y las televisiones cuando hablan de su hija. Los familiares desean que todo acabe "cuanto antes". Quieren ver a Honorina de nuevo en Bimenes.

La "youtuber" Malena Aballay, a través de su canal "Made in Buenos Aires", colgó a finales de abril las primeras instantáneas y vídeos de una indigente que vivía en la calle, cerca de su casa, y que tenía un gran parecido con Marcela Basteri, la madre de Luis Miguel. A partir de ahí, comenzaron las elucubraciones de los medios de comunicación locales. Los periodistas argentinos creían que habían encontrado por fin a Marcela Basteri, desaparecida sin dejar rastro hace treinta años en España y a quien sus hijos han intentado localizar sin éxito desde entonces.

La mendiga daba muestras de sufrir un trastorno mental, y de sus palabras no supieron extraer ninguna conclusión. Cuando los periodistas le preguntaron por el que creían que era su hijo ella respondió: "Luis Miguel es un cantante de Bimenes, Asturias, de Tuenes, de Les Collaes, de Bimenes: id a Bimenes a pedir información, allí se lo dirán todo. Id a preguntar a la escuela Les Serruques y la Campa la Pría, allí tenéis toda la información, allí está Luis Miguel, Pepa Muñiz, Marcela, Marcelo, Isabel, Cardín, Antuña y el ñal de yerbata y de pegues y de glayos". No la entendieron en Argentina, pero sí los habitantes de Bimenes, que, al ver las imágenes, que ya corrían por medio mundo a través de internet, descubrieron sorprendidos que, en realidad, era su vecina desaparecida, Nori.

La mendiga hablaba en realidad de "su" Bimenes, de su pasado, del lugar donde había pasado la infancia, la adolescencia y parte de la juventud. Porque creció en Tuenes, en Bimenes, a la sombra de Peñamayor, en la casa familiar, hoy un poco desvencijada, junto a su madre, que hoy tiene 84 años, y su hermano Rubén. Los dos hermanos jugaban de niños en la Campa la Pría.

Era una cría lista, aunque decidió no seguir estudiando al terminar la escuela. A los 18 años algo se turbó en la mente de Honorina. Empezó a perder la cabeza y tuvo que ser ingresada durante quince días en un psiquiátrico. No le gustaba medicarse, lo que provocaba que tuviera alucinaciones.

Con 26 años se fue a Estados Unidos y después regresó para vivir una temporada en Madrid. Durante un tiempo no le fue mal: trabajaba en una tienda y vivía en la zona de la Gran Vía. En 1992 viajó al pueblo en autobús. No estaba bien. Unos días después se marchó y nunca más se supo de ella. Hasta ahora.

Compartir el artículo

stats