Un volador mal lanzado inflamó a otros muchos voladores. El resultado pudo ser una tragedia de grandes proporciones y se quedó en un incidente con 20 heridos leves y multitud de daños materiales en comercios, domicilios particulares y numerosos edificios. La villa de Cangas del Narcea y sus alrededores retumbaron en la medianoche del sábado al domingo por una explosión en el conocido Prao del Molín, en el centro del pueblo. La fiesta no acabó en drama de puro milagro. Aún así, el suceso será recordado por muchos años como una angustiosa pesadilla de verano.

Las máquinas cargadas con los elementos pirotécnicos estaban preparadas para hacer disfrutar al público del último espectáculo nocturno de las fiestas del Carmen y la Magdalena, organizado por varias peñas de la pólvora y programado para salir a partir de las doce de la noche. ¿Qué sucedió? Todo indica que un volador de la tirada a mano, cuya trayectoria le llevó al Prao del Molín, fue el que desató el caos en la villa. Su entrada en contacto con el resto de cargas preparadas para salir hizo que se incendiasen y que la tirada comenzase antes de lo previsto.

Una parte de los voladores pudieron salir al aire, pero otra explosionó en la propia máquina, lo que causó una fuerte onda expansiva que se dejó sentir en toda la villa y causó innumerables daños materiales que a su vez originaron una veintena de heridos. El plástico que cubría las cargas colocadas en las máquinas para evitar que les afectase la persistente lluvia fue lo que impidió que esos voladores encendidos involuntariamente pudieran salir al aire, soltando así toda su fuerza a pie de tierra. Buena parte del público pensó que a los ejecutores se les había ido la mano con las dosis de carga, pero las atronadores detonaciones eran consecuencia de un error involuntario.

De los 20 heridos trasladados al Hospital Carmen y Severo Ochoa de Cangas del Narcea, 19 fueron atendidos por las heridas causadas por la caída de cristales alrededor de toda la villa. Sólo una persona, el pirotécnico que se encontraba en el propio Prao del Molín, Aurelio Padrón, sufrió quemaduras que fueron consideradas leves, de grado 1. Todos fueron atendidos en el centro sanitario, pero ninguno tuvo que quedar ingresado.

El impactante suceso, justo cuando estaba comenzando la noche festiva de víspera a la celebración en honor a la patrona de Cangas del Narcea, enmudeció la localidad del Suroccidente. Las orquestas, situadas en el parque de los Nogales, dejaron de tocar. La verbena se suspendió. Más tarde también se suspendieron todos los actos festivos previstos para ayer domingo, excepto la misa y la procesión en honor a Santa María Magdalena, que se celebró al mediodía.

Los primeros minutos tras la deflagración fueron de tensión y desconcierto. Los asistentes no alcanzaban a comprender lo que había sucedido. Muchas personas estaban ya colocadas en los diferentes puntos que ofrecen una buena visión; otros estaban caminando hacia ellos mientras sonaba la tirada a mano que, de pronto, se cortó con la inesperada salida del grueso del disparo y el fuerte estallido de la parte voladores que se quedó atrapada bajo los plásticos. Con la visión de escaparates y ventanas reventadas en numerosas calles, o de los portones de garajes abollados, la gente comenzó a darse cuenta de la magnitud de lo ocurrido. Fueron muchos los que en el día de ayer repetían aliviados: "Lo importante es que no hubo heridos de gravedad".

"Hay que lamentar este incidente, pero celebrar que el Plan de Seguridad ha funcionado", subrayó el alcalde de Cangas del Narcea, José Víctor Rodríguez, quien para hoy mismo ha convocado una reunión para analizar el suceso. "Gracias a que las fuerzas de seguridad desalojaron el prao con previsión no tenemos que lamentar ninguna desgracia mayor", añadió el Alcalde, quien elogió el trabajo de los servicios de emergencia.

La policía local movilizó a todo su personal presente en la villa. En el hospital también se convocó a más plantilla para poder atender con celeridad a los heridos. La Guardia Civil reforzó su presencia con 12 efectivos para proteger a los comercios y bancos cuyos escaparates se vieron afectados. Para el alcalde cangués, el incidente no debe causar una alarma preocupante. "Algo salió mal, pero no es ni muchísimo menos significativo para la cantidad de voladores o pólvora que se tiran todos los años. Esto tiene que servirnos para mejorar nuestras fiestas teniendo muy claro que hay que ser extremadamente prudentes en el manejo de artefactos pirotécnicos", aclaró.

A partir de hoy, con la reunión del Plan de Seguridad se comenzará a valorar lo sucedido y a pensar en los próximos años para plantear posibles mejoras. Entre ellas, Rodríguez apuntó que "tendremos que hacer que no se pueda tirar a mano hasta que el Prao del Molín no esté preparado". "Esto es un revés, no nos hace la publicidad que nosotros queremos", concluyó el Alcalde.