La tan demandada reparación de la A-66 entre León y Benavente, paso obligado para los asturianos que van y vienen a Madrid, por fin será una realidad. Al menos en el carril de sentido a Asturias. Ferrovial-Agromán, adjudicataria de la obra, tiene previsto comenzar en agosto los trabajos, que se prolongarán durante 21 meses y que supondrá levantar el firme actual y cambiarlo por uno nuevo a lo largo de 53,2 kilómetros.

El Gobierno del PP de José María Aznar invirtió unos 165 millones de euros en construir la A-66. Se construyó por tramos durante dos años. El último lo inauguró Francisco Álvarez Cascos, entonces Ministro de Fomento, el 15 de noviembre de 2013, cinco meses antes de lo previsto y en un tiempo récord.

La ilusión inicial se empezó a diluir poco tiempo después, al mismo ritmo al que los baches empezaban a propagarse en el firme hasta convertir el carril derecho e intransitable, y el izquierdo poco menos. El Gobierno central ya invirtió en 2015 unos 2,2 millones en rebachear, pero el resultado fue nulo. Hasta tal punto que el calamitoso estado de la carretera obligó el pasado mes de abril obligar a rebajar la velocidad máxima permitida de 120 a 100 kilómetros por hora.

Y es que el problema es estructural, según los técnicos. Así que la solución pasa por demoler el firme, excavar a más profundidad y volver a hacer el asfaltado nuevo por completo, capa a capa. Las obras incluirán también instalación de tuberías para asegurar el buen drenaje y evitar así que se vuelvan a producir abombamientos, hundimientos y que el asfalto se cuartee.

El tramo entre León y Benavente lo utilizan una media diaria de casi 11.000 vehículos, de los que cerca de 2.000 son pesados. Y una parte importante de estos usuarios son asturianos.

La oferta de Ferrovial-Agromán se impuso a otras 72. El importe de la obra, según consta en el informe de adjudicación, superó los 6,8 millones de euros, cuando la licitación estaba calculada por el Ministerio de Fomento en casi 12 millones.