La historia de la misión diocesana en Asturias no se escribe sin los nombres de Ángel Eladio González Quintana y Fernando Fueyo. Ellos fueron los primeros sacerdotes en ofrecerse voluntarios para coordinar la diócesis de Gitega, en Burundi, allá por el año 1970. La maleta que ambos compartieron en aquel primer viaje iba cargada con poco más que una réplica de la Virgen de Covadonga que aún hoy se conserva y venera en el país africano. Y fue precisamente a los pies de la Santina, esta vez en el santuario de Covadonga, donde los dos misioneros ayer volvieron a reunirse con una decena de compañeros casi medio siglo después para celebrar la fiesta de su patrono, San Melchor de Quirós y sumarse a los actos de los centenarios.

Aunque el proyecto de González y Fueyo en Burundi tuvo que cancelarse a los pocos años por situaciones de violencia y persecución, la chispa de las misiones asturianas prendió en otros lugares africanos como Bembéréké, en Benín, y en América del Sur. Ellos abrieron camino a los 168 los misioneros asturianos que en la actualidad desarrollan su labor evangelizadora en Cuba, Guatemala, Brasil o Puerto Rico.

Los misioneros fueron recibidos ayer por el abad de Covadonga, Adolfo Mariño, quien puso en valor su fe "vivida eclesiásticamente, sin imposiciones y siempre con respeto hacia los demás". Estaba previsto que el Arzobispo Jesús Sanz oficiara una misa aunque finalmente no acudió a la cita. Entre los participantes se encontraban dos rostros femeninos: el de Mª Teresa García, que trabajó en Bolivia y Chile y ahora colabora con una residencia de Oviedo, y la dominica Encarna Martínez, que se encarga de la animación rural de la mujer en Costa de Marfil.

Los misioneros hicieron hincapié en la necesidad de desarrollar un nuevo planteamiento evangelizador atractivo para los más jóvenes, que acabe con la sequía actual de vocaciones. Fue el caso de Alejandro Rodríguez, que acaba de volver de Benín para ocuparse de los fieles de Luanco. Precisamente en Gamia (Benin), a 27 kilómetros de Bembéréké, está previsto la puesta en marcha de una nueva comunidad, según indicó el delegado Diocesano de Misiones, Pedro Tardón. El antiguo párroco de Lastres, César Borbolla, será uno de los encargos de activarla antes de que concluya el año. Se trata de una población de 20.000 habitantes donde la presencia musulmana es amplia. Al encuentro en Covadonga asistieron religiosos como Avelino López, que a sus 84 años se encarga de la formación de seminaristas en el Estado de Bahía (Brasil). "Nuestra labor consiste en unir fuerzas para hacer un mundo mejor y colaborar para que los jóvenes de la calle recuperen su autoestima y vivan con dignidad", dijo. Otros, como el avilesino Fermín Riaño, que durante casi tres décadas estuvo en Udon Thani (Tailandia) trabajando con la población campesina, resaltó la importancia de mantener el diálogo abierto con quienes abrazan el islam o el budismo para lograr una sociedad más justa.