El agua del Mar Cantábrico se está calentando, y mucho. Los picos de hasta 24 grados alcanzados durante estos días de ola de calor en algunos puntos del litoral asturiano, como Luanco, baten récords históricos en la temperatura marina y constatan una tendencia de aumento que afecta a toda la costa norte. "Vivimos marcas excepcionales, en Gijón típicamente no solían pasarse los 21 durante estos últimos veranos, además en momentos muy concretos", asegura José Luis Acuña, biólogo encargado del Observatorio Marino de Asturias.

"Cuando empecé a hacer oceanografía en 1986, veinte grados era una temperatura considerablemente alta en agosto, suponía el máximo que se alcanzaba anualmente", cuenta Acuña. Desde entonces ha ido creciendo año a año, relata el biólogo, quien recalca, no obstante, que "lo peligroso no es solo que se alcancen estas sorprendentes cotas, sino que se mantengan durante cada vez más tiempo".

Así, en Gijón se han registrado temperaturas de al menos 24 grados. El Mediterráneo es otro mundo. Valencia, Cataluña o Mallorca llegan a máximas de 28 grados. Pero la diferencia entre la media histórica de los ambos mares se está acortando cada vez más, una prueba de que el Cantábrico pueda estar "mediterraneizándose".

"Estamos ante una tendencia climatológica evidente y suficientemente contrastada, quien se niega a admitirlo viene de fuera del mundo científico", afirma Acuña. Si a ello se le suman los episodios de variabilidad meteorológica que propician que se alcancen mayores registros, "nos encontramos con el panorama actual", dice el biólogo.

La llamativa variación térmica ya ha afectado a "demasiadas" poblaciones marinas: "Desde 2005 no hay bosques de laminarias (un género de algas pardas) en el lecho marino asturiano, y ahora, para poder contemplarlas hay que desplazarse a Galicia, donde el agua está más fría", concluye el biólogo.